Hoy se celebra el día internacional de la música, homenaje que nació en Francia con el objetivo de impulsar artistas y festivales, así mismo, de promover la música en todos sus aspectos. Desde el 1 de octubre de 1975, día en que la Unesco lo estableció, la celebración se lleva a cabo el 21 de junio todos los años, fecha que corresponde al solsticio de verano, momento del año asociado de manera simbólica con la abundancia y la fertilidad, de igual manera, y nada menor, se vincula el Sol con el renacimiento y la esperanza. En algunos países se invita y convoca a todos a hacer música en la calle. Recitales, conciertos y presentaciones espontáneas de esquina y de garaje abierto, visten con luminosidad la noche.

La música ha estado inmersa en nuestra existencia por más de 35.000 años, pensar en su origen, nos invita a pensar en el origen de todo.

La música es por excelencia el lenguaje del universo, el dialecto de las almas, la mayor y más profunda expresión del espíritu. La música es revelación, contemplación, perfume y expansión. Es trascendencia, es abstracción y milagro. La música es lo íntimo y lo astral, es evidencia de Dios, es portal. Alimento de valores, liberación, esencia de vida.

La música es el quinto elemento, dialoga con el fuego y el aire, es agua, es raíz y tierra. La música es un fenómeno indescriptible, superior. Es resolución, alegría, energía, júbilo. La música es amor puro, es creación, es cercanía, es conexión, es unión, es estallido, sexo y orgasmo. La música es poder divino. Es sanación, es refugio, es paliativo, es oxígeno, es equilibrio y armonía, es alta vibración. La música es vivacidad, es cuerpo emocional, es sentimiento. La música es triunfo. Es paz.

La música está presente en todo. En el vientre y en la naturaleza. En el silencio. La música habita en las cosas más poderosas y en las más simples. La música tiene relación directa con lo etéreo, lo místico, lo social, lo psicológico y lo físico. Alimenta el espíritu, mejora el estado del ánimo, reduce la ansiedad, baja los niveles de cortisol, disminuye el dolor, libera endorfinas, previene enfermedades.

La música, como el solsticio de verano, es también abundancia, fertilidad, renacimiento y esperanza.

Un mundo sin música, es un mundo estridente, ruidoso, agónico, vacío y desahuciado. Que viva la música! Canta para ti. Baila para ti. No te vayas sin hacerlo. No te aburras. Espanta el frío. Celebra este día simple con música y algarabía.

Nota: Colombia es reconocido como uno de los países con mayor riqueza musical. Nueve géneros musicales autóctonos son Patrimonio Inmaterial de la Humanidad avalados por la Unesco. 

Que el estruendo de la cotidianidad no apague nuestra música.