La cuarentena les cayó mal a los árbitros, le cayó mal al VAR, le cayó mal al fútbol. Eso de que “volveremos siendo mejores” —como se repite una y otra vez en redes como estribillo de motivación en medio de esta adversidad— se ha ido en ‘saco roto’. Con el regreso del fútbol se han visto los mismos errores, las mismas injusticias, la misma falta de criterio por parte de los dueños del silbato, que fingen de jueces, pero terminan siendo más protagonistas que los jugadores.

El VAR en lugar de ser una herramienta para hacer más justo el fútbol, lo que ha hecho es desnudar la mediocridad arbitral en las distintas ligas del mundo. No ayuda, perjudica. No fomenta justicia, crea más dudas. No arregla el fútbol, lo daña. Y no es culpa de la ayuda tecnológica, es culpa de los que la manejan, al final son ellos los que terminan tomando las decisiones, midiendo siempre con una vara distinta —dependiendo la grandeza del equipo—, como lo hacían antes de que el videoarbitraje llegara al fútbol dizque a perfeccionarlo.

En Alemania trajo más problemas que soluciones, en la Premier League no vio un gol donde el arquero se metió al arco con todo y balón y en España es siempre tema de debate por si ayuda o perjudica al Barcelona o al Real Madrid, este último el que más beneficio ha sacado de él después del parón, con polémicas decisiones, partido tras partido, sin sonrojo alguno.

“Tienen que arreglarlo”, pide Guardiola. “Los del silbato ya no son los árbitros”, señala Mourinho. “Tenemos un grave problema aquí, el VAR no tiene sentido”, protesta Klopp.

La Fifa está trabajando en el ‘VAR del futuro’, una nueva versión en la que el margen de error sea menor y que las decisiones sean casi automáticas. Ojalá logren perfeccionarlo y que no todo recaiga en los de negro, porque ahí siempre estará el error, son ellos los que eligen cómo usarlo y a quién favorecen o perjudican.

Y pensar que aún falta que se reinicie el torneo colombiano. No me quiero imaginar ese ‘espectáculo’…