No es coincidencia, ni tampoco un acto de coherencia administrativa, que en la misma semana en que se cae la reforma a la salud en el Congreso, el gobierno decida intervenir dos EPS y otra anuncie una solicitud de liquidación voluntaria. Para entrar en esta conversación, hay que tener varios puntos presentes: siendo el primero, que el modelo del sistema de salud tal como está planteado no es sostenible; y el segundo, que la función del gobierno no debe ser colapsarlo, sino mejorarlo, más allá de si aprueba o no su tan cuestionada reforma. Reitero lo dicho: el sistema de salud estaba en crisis, pero este gobierno parece estar haciendo todo para llevarlo a un estado de no retorno. Desde el año pasado, las EPS estaban haciendo alertas sobre el proceder del gobierno y sobre la insuficiencia de recursos. Ahora, el país recibe con asombro y desconcierto las intervenciones a Sanitas y Nueva E.P.S., mediante dos actos administrativos cuya motivación parece no cumplir con los requisitos técnicos que normalmente acompañan este tipo de medidas.

En la visita que adelantó la Procuraduría a la Superintendencia de Salud, tal como se muestra en el video que quedó de la reunión, el Superintendente dijo no tener las actas del comité que llevó a la determinación de esta medida; para ser más exactos, dijo que tenían “un esqueleto” de estas actas. ¿Un esqueleto? Esquelético va a quedar el sistema de salud con intervenciones mal hechas, politizadas y mal comunicadas. Si es cierto que estas EPS habían llegado al punto de la crisis en las que era necesaria una intervención estatal, lo razonable es que esta decisión estuviera precedida de motivaciones serias, concretas y de hallazgos que deberían estar al alcance de los entes de control y, por supuesto, de la ciudadanía.

Si el componente técnico de estas medidas no queda claro, el componente político sí. El gobierno está tratando de presionar, a través del caos, la aprobación de una reforma que ha recibido amplias críticas y que solo aumentaría la burocracia en la prestación de los servicios de salud. En otras palabras, el gobierno está jugando con uno de los temas más delicados para un país, como lo es su sistema de salud, porque su reforma no cuenta con los apoyos ni la aprobación que necesita. Pero, incluso si la reforma a la salud no estuviera de por medio, si la sacáramos de este análisis, las intervenciones serían igual de arbitrarias al no contar con las razones técnicas necesarias. En resumen, la deficiencia en la documentación de las actas, junto con la ineficaz comunicación de las medidas y la manipulación del sistema de salud por parte del gobierno, señalan la necesidad urgente de implementar un control político, fiscal y disciplinario que ponga orden en estas actuaciones gubernamentales y restaure la estabilidad.

@tatidangond