La elección del nuevo presidente del Banco Interamericano de Derecho (BID) debe postergarse por razones políticas y económicas, so pena que esta decisión quede a merced de la agenda de Donald Trump y lejos de los intereses de desarrollo económico en Latinoamérica. La región enfrenta una de las peores crisis de su historia como resultado del impacto que ha tenido la pandemia sobre la economía; según las Naciones Unidas se prevé que 45 millones de latinoamericanos quedarán en la pobreza y de estos, 28 millones en pobreza extrema. Ante esta realidad que supone un cambio en la agenda económica de la región, el BID como fuente principal de financiación para América Latina y el Caribe, jugará un papel determinante para combatir la pobreza, la desigualdad y el desempleo.
La idea de postergar esta elección se da por múltiples razones, entre otras, la intención de Trump de acabar con una regla no escrita que ha funcionado durante 60 años, esto es, que la presidencia del BID esté en cabeza de un latinoamericano. La nominación de Mauricio Claver- Carone, estadounidense, rompe con esa tradición y genera una preocupación natural entre actores internacionales que consideran que esta es una forma más de Trump de imponer su visión sobre el hemisferio. Ahora, múltiples analistas sostienen que Claver-Carone no sólo es un candidato poco conveniente por no ser latinoamericano, sino que carece del conocimiento necesario en materia económica y de la región para desempañar este cargo.
Por otro lado, la votación del presidente del BID que reemplazara a Luis Alberto Moreno, debería hacerse con posterioridad a las elecciones presidenciales de Estados Unidos, con ello, se protegería al BID de tener un presidente que no tenga afinidad con un eventual nuevo presidente, así como de que esta elección esté mediada por los intereses políticos de un partido o un presidente saliente.
Los argumentos anteriores han sido ampliamente respaldados por analistas, académicos, excancilleres y parlamentarios que, además, sostienen que ante la crisis actual es muy difícil conocer cuál será el verdadero panorama que tendrá que enfrentar América Latina. Bajo esta coyuntura en la cual los países se han visto obligados a crear planes agresivos de reactivación económica, mal sería que por seguirle el juego a Trump se tomara una decisión que no respeta la tradición, no por capricho o conservadurismo, sino por lógica y entendimiento de la región.
La carta suscrita por la Mesa de Reflexión Latinoamericana en la que se pide el aplazamiento de la elección del presidente del BID es acertada, y es la muestra de que quienes apoyan la elección en los términos de Trump están pensando en beneficios políticos a corto plazo.