“Esos paneles proveerán poder a casas familiares, a colectivos eléctricos locales, a instalaciones industriales y a grandes redes eléctricas; estarán ubicados casi imperceptiblemente sobre techos, pintorescamente afuera de colegios rurales, controversialmente a través de desiertos prístinos, prosaicamente en balcones de edificios y en casi cualquier otro escenario imaginable… y cuando ya estén instaladas permanecerán ahí por décadas, sin hacer ruido, sin emitir gases, sin utilizar recursos, costando casi nada y generando energía.”

Esta cita es una traducción propia de un extenso y detallado reportaje de esta semana de la revista The Economist, titulado Máquinas Solares, sobre la revolución de este energético que está ocurriendo en el mundo. Parte de una combinación de varios factores que produjo un círculo virtuoso: los subsidios a principios de siglo crearon una demanda incipiente, la demanda gradualmente aumentó y sofisticó la capacidad manufacturera, lo que a su vez bajó los precios de manera sostenida y predecible. Y el cierre del ciclo es que la disminución de precios termina generando aún más demanda.

Lo que tal vez sorprende más es la escala, que ha crecido de manera exponencial, literalmente. La capacidad instalada se ha doblado casi cada 3 años, es decir 10 X cada década. La expectativa es que esta tasa de crecimiento continúe implica que en 2035 la energía solar se convierta en la fuente primaria de energía eléctrica en el planeta. Según la IEA (Agencia Internacional de Energía) la compra e instalación de paneles solares es la primera categoría de inversión para generación eléctrica, donde se espera que se inviertan US $500 mil millones este año. Esa cifra es similar a la inversión esperada para el sector de petróleo y gas.

Colombia y especialmente la región Caribe no ha sido la excepción. Esta semana iniciaron operación comercial dos parques solares, en el Cesar y Magdalena, uno de los cuales es el parque más grande activo del país en el cual Enel invirtió US $126 millones. Montería la semana pasada, Solarpack puso en servicio otro parque con más de US$ 100 millones de inversión, con capacidad instalada de 100MW. En el Atlántico también hay proyectos aún más grandes en construcción.

Esto refleja que la revolución del sol no la veremos pasar como en el caso de otras tecnologías. Para los gobernantes locales del Caribe Colombiano, esta es una gran noticia, siempre y cuando se sigan fomentando las condiciones para que continúe llegando esta inversión a cada vez mayor escala y eventualmente nos traiga lo que todos los Caribeños pedimos: energía barata y abundante.