Esta pregunta es tal vez es uno de esos temas recurrentes en la mente de cualquier padre o madre en el siglo XXI, pero también es el foco de la videocolumna semanal de Nicholas Thomson, CEO de la prestigiosa revista The Atlantic y comentarista de tecnología, en su editorial que tiene como título Lo más interesante en tech. Se detona a raíz de las audiencias en el congreso de USA que les hicieron a los presidentes de las más importantes redes sociales incluyendo a Mark Zuckerberg de Meta, Linda Yaccarino de X, Evan Spiegel de Snap y a Shou Zi Chew de TikTok.
Los senadores estadounidenses fueron directo a la yugular, acusando a los ejecutivos de “tener sangre en sus manos”. Citaron estadísticas asociadas a los incrementos acelerados de la extorsión financiera por contenidos sexuales, donde un abusador engaña a un joven a que comparta fotos explícitas. En el salón de la audiencia había docenas de padres cuyos hijos habían sido afectados. En una escena particularmente dramática un senador instó a Zuckerberg a que se disculpara con los presentes, cosa que hizo sin asumir responsabilidad.
Es claro que se debe propender por que las plataformas y sus reguladores se aseguren de que los jóvenes usuarios no tengan acceso a drogas o sean sujetos a bullying en línea. Para esto garantizar que se cumplan con unos protocolos de verificación de edad que sean efectivos es un primer paso indispensable y cuyo no cumplimiento debía derivar en sanciones ejemplares. Las recientes leyes de seguridad en línea de Europa y el Reino Unido son buenos referentes. Menos evidente es cómo lograr protegerlos de que vean contenido dañino.
Surge también entonces el debate entre la seguridad y la privacidad, dado que las redes necesitan mucha data de los mismos usuarios para poder entrar a intervenir de manera preventiva sobre los contenidos nocivos. Adicionalmente aparece otra discusión sobre la tensión entre la libre expresión y la seguridad de los niños. Para poder proteger a los jóvenes del bullying habría que restringir lo que las personas pueden decir a través de algoritmos y eso necesariamente implica que a veces se bloquearán contenidos inofensivos.
Tal vez lo más problemático para la mayoría de los que somos padres tiene que ver con un componente intrínseco de las redes sociales y que riñe con el desarrollo cognitivo y la felicidad de los menores: el hecho que optimizan para el user engagement, es decir, que su plataforma sea utilizada el mayor tiempo posible por cada usuario. Difícilmente esto se podrá controlar a través de la regulación gubernamental. Será siempre nuestra responsabilidad.