Me sorprendió leer, recientemente, sobre los logros europeos en el desarrollo de ciudades ambientalmente sostenibles. En Oslo, la capital de Noruega, los automóviles con motor a gasolina y otros combustibles generadores de dióxido de carbono (CO2), tienen prohibido el tráfico por los barrios del centro. Allá solo circulan vehículos eléctricos, con parqueaderos gratis y recargas fáciles en ese sector de la ciudad. Por eso ha sido calificada como la Capital Verde Europea. Un honor que es concedido a aquellas ciudades que han alcanzado altos estándares ambientales, porque precisamente son estas grandes urbes de Europa las que generan el 75% de las emisiones de gases de efecto invernadero en ese continente.

En Colombia tenemos el caso de Medellín, cuya configuración montañosa le concentra los gases de automotores en el propio Valle de Aburrá (donde está la ciudad), también sus autoridades están dedicadas a controlar permanentemente el tráfico de automotores a base de combustibles, incluyendo las motocicletas, y existe una cadena de estaciones de recarga eléctrica que tarde o temprano aumentará el uso de carros, buses y camiones eléctricos en la capital de Antioquia y poblaciones cercanas. Pero, en general, evaluando los tipos de automotores de nuestras ciudades, se nota que en el mundo, y en Colombia particularmente, falta mucho por hacer en beneficio del medio ambiente. Para evitar un calentamiento superior a 1,5°C es necesario descarbonizar (de aquí a mediados del siglo) el sistema energético mundial, lo que demandará una gran utilización de fuentes de energía libres de carbono, como por ejemplo: las eólicas, solares e hidráulicas, lo cual implica manejar un nuevo sistema de energías intermitentes que dependen del sol, del viento y del caudal de los ríos. Por otro lado, durante la reunión de COP 24 en Polonia fue notorio el cabildeo y las obstrucciones incesantes de la industria de los combustibles fósiles. Pero existen más noticias verdes: Alemania, por ejemplo, cerrará su última mina de carbón, ya que desde el año 2007 se estaba esperando esto.

Repasando el calendario de eventos del presente año podemos observar que el tema de medio ambiente (con énfasis en calentamiento global) ha sido incluido en muchas reuniones internacionales, no necesariamente técnicas. Por ejemplo, en la reunión de altas finanzas mundiales en Davos (Suiza), se le dedicó tiempo para tratar sobre la urgente necesidad de mitigar el cambio climático y, como cosa nuevamente sorprendente, este tema está incluido en el Hay Festival de Cartagena. Por supuesto, vale enfatizar, estas tecnologías para mitigar el cambio climático y sus costos no son sencillas. Por ejemplo, en un estudio reciente del Panel de Cambio Climático de la ONU (IPCC), se comenta que el desarrollo tecnológico es el factor crítico que determina los costos a largo plazo y los beneficios de la mitigación y se concluye que no hay una ruta única para las soluciones; se requiere una variedad de tecnologías para conseguir una mitigación a bajo costo. Y, además, los cambios de tecnología de mayor grado, como la captura del carbón, la energía nuclear avanzada, el uso de hidrógeno, requieren una larga transición: ¿Lo veremos en el año 2020?, se pregunta Jeffrey D. Sachs (profesor de la U. de Columbia) en reciente publicación.