La frase la lanzó Luis Amaranto Perea después del empate 0-0 ante Tolima: “Tengámosle paciencia a Cristian Martínez Borja”.
Paciencia se le debería tener a Ferlys García o a cualquier otro canterano de Junior, que viene luchando de abajo, en un proceso formativo, buscando una oportunidad. No se le puede tener excesiva paciencia en un torneo de solo seis meses a un delantero de 33 años, con un amplio recorrido, que no es tan costoso como Miguel Borja (el goleador que se fue) o Carlos Bacca (el que debió venir), pero nada económico como un juvenil del patio.
Ojalá Perea le ofreciera a García o cualquier otro atacante de la casa los minutos, la confianza y tolerancia que le ha brindado a Cristian Martínez. Es mejor invertirle tiempo, continuidad y comprensión a una promesa de 19 años que a un veterano que todavía no hace el primer mérito para estar aquí.
“Me parece que es muy joven para asumir una responsabilidad tan grande como lo es hacer goles en Junior. Encontrará su momento y su espacio, y ojalá pueda aprovecharlo”, dijo Perea en la rueda de prensa tras el empate 1-1 ante Jaguares, otro partido en el que Cristian Martínez pasó totalmente desapercibido. Carmelo Valencia, en pocos minutos, hizo mucho más que él en 70.
“Este no es un momento para darle responsabilidad a un juvenil. Creo que lo más importante es tratar de enderezar el camino para que ellos puedan tener el mejor contexto posible”, agregó el DT.
Entiendo que Perea quiera evitar que García caiga en la hoguera que parte de la afición rojiblanca suele prender sin piedad cuando un juvenil se equivoca, pero no se trata de mostrarlo como un salvador ni exponerlo hasta que quede convertido en cenizas, es cuestión de abrirle espacio a otra alternativa en vista de que el delantero que él trajo, no enciende y ya está metido en la fogata después de siete flojos partidos.
Lo mismo aplica para las otras posiciones de mediocampo hacia arriba, donde más está sufriendo el equipo. Le cuesta demasiado crear y anotar un triste gol. Pero Perea se mantiene excesivamente paciente con Hinestroza (que a veces sí y a veces no), Fabián Sambueza (que nada que se pellizca) y Edwuin Cetré (que parece que sí, pero no). Reina la irregularidad. Si no hay cambios, los resultados serán los mismos. Y durante los partidos también aflora esa lesiva tolerancia para efectuar sustituciones. La paciencia ya raya en pasividad.
¿Qué tal que los directivos de Junior hubiesen aplicado con Perea la misma idea sobreprotectora que el técnico tiene por la falta de experiencia de Ferlys y los otros juveniles? No estaría en Junior. Pero los dirigentes apostaron por él y le han tenido paciencia. Demasiada.