Todavía tiene uno que otro crítico que no le perdona una y le rebusca fallas y peros que en realidad no existen. Pero ya casi nadie se atreve a decir que “da ventajas en el juego aéreo” o que “siempre tiene una ‘embarraditta’”.

Si insisten con eso ya es terquedad, orgullo o capricho. Hay que reconocerle ahora mismo a Willer Ditta que ha mejorado ostensiblemente su desempeño y se ha convertido en pieza clave de la defensa de Junior, que ayer, con el 0-0 ante Santa Fe, que selló la clasificación a la segunda semifinal consecutiva, completó cuatro partidos en línea de visitante sin recibir gol en la Liga.

Esta defensa viene luciendo bien ‘paraditta’ con el valioso aporte del zaguero de la cantera rojiblanca, que anteriormente, tal vez en su afán de demostrar que podía ser titular riguroso, cometía algunos excesos que perjudicaban al equipo y le restaban méritos.

Ditta impuso una reforma (no tributaria) a su juego. Ya no está pagando tributo a la ansiedad y deseo desbordado de jugar. Se ha atemperado y se ha apoderado de la titular con empeño, calidad, velocidad, concentración, temple y, sobre todo, carácter. Importante que él y el todo el equipo no se conformen, no bajen los brazos y vayan por mucho más.