Colombia llegó hasta la definición por tiros desde el punto penal gracias al VAR. La tecnología, que tanta polémica ha generado en esta Copa América (sobre todo por el suspenso y la lentitud con la que se definen las jugadas), continuó con su función de hacer justicia (aunque supuestamente “mata la emoción”) y fue el mejor aliado del combinado patrio para evitar la eliminación durante los 90 minutos. Dos goles de Aranguiz y Arturo Vidal se cantaron en vano por la intervención del videoarbitraje en dos jugadas bastante ajustadas.

Chile resultó superior a los nuestros en el trámite del juego, mucho más en el segundo tiempo. Sobre todo después de la salida de Mateus Uribe.

El cambio de Edwin Cardona por Uribe, que buscaba darle la claridad que tanto extrañaba Colombia, empeoró las cosas. Ya sin el volante del América en la cancha, los nuestros no volvieron a recuperar la pelota.

Wilmar Barrios, quizá el jugador amarillo más destacado en el partido, quedó demasiado solo en la labor de contención. La pelota se perdió por completo y los dirigidos por Carlos Queiroz vieron jugar a los pupilos de Reinaldo Rueda.

Cardona ingresó frío e impreciso. James se extravió. Cuadrado siguió descuadrado con la redonda y a Luis Díaz y Duván Zapata, que entraron demasiado tarde, jamás les llegó la pelota. No vieron ni media.

Gabriel Arias no se ensució más su buzo, mientras David Ospina lo tenía empapado de sudor. También sudaban la gota gorda Yerry Mina y Dávinson Sánchez.

Colombia comenzó el juego imponiendo el ritmo y dominando a su rival, pero generó pocas opciones claras de gol. Chile poco a poco se fue acomodando y sacó su casta de campeón, esa que nos continúa faltando a nosotros en los momentos cumbres. Después vinieron los tiros desde los doce pasos y los hombres de ‘la Roja’ se vieron muy seguros. Una duda: ¿por qué Tesillo y no Duván?...

Colombia no supo descifrar el juego y no se pudo salvar en los penales.