Aunque muchos no lo comprendan, esos billetes que guardan en sus billeteras, así como los que yo guardo en la mía, no son nuestros, son del Banco de la República, son del Estado. Lo nuestro es solo el valor que estos representan, así que cuando se maltrata un billete se está dañando un bien ajeno. No hay que tirar piedras y romper vitrinas para ser un vándalo, solo dañar lo ajeno nos convierte en ello.
Lo que sucede es, que la enorme mayoría de las veces, dañar un billete es el resultado de la más inocente ignorancia. Han sido muchas las veces que un vuelto de una compra en la calle o en la tienda, lo he recibido con unas monedas “envueltas” dentro de un billete, como si este fuera un papel o plástico para envolver.
Obviamente cuando abro el susodicho envoltorio, ya ese billete está vuelto “chicuca”. Ese maltrato obliga a una reposición continua, que es costosa al Estado. La situación es más crítica con los billetes de baja denominación, porque rotan más y por manos de personas menos instruidas.
Por las razones anteriores es que sugiero a los abnegados tenderos locales, explicarles a sus empleados y domiciliarios cómo debe ser el trato con los billetes, y de ser posible, que Undeco, gremio que los aglutina, dicte unas charlas en ese sentido a sus afiliados.
Y que aprovechen para sugerirles dotar sus tiendas con canecas para desperdicios, orgánicos una y reciclables la otra, ubicadas en el lado interno del mostrador un par, y en el de la clientela otro par, como una manera de contribuir con el medio ambiente, pero también con la educación de sus usuarios. Sé que Orlando Jiménez, eficiente Vicepresidente de Undeco ha tenido desde hace tiempo el interés de una ambiciosa campaña de reciclaje en las tiendas afiliadas. Ojalá se concretara ese positivo proyecto que considero amerita créditos blandos de tipo social, para su implementación.
Cambiando de tema, aunque en este también los billetes son parte de la temática, en estos ratos de ocio que me obliga la pandemia, me puse a indagar cuales serían los países con más millonarios, y para ello consulté a Mr. Google. La respuesta en su orden fue: China, Estados Unidos, India, Alemania, Reino Unido, Suiza y Rusia. Después consulté el significado de millonario, y la respuesta fue: Aquel que supera el millón de una determinada moneda.
En ese momento concluí que el término como lo utilizamos no es el preciso porque siempre lo asociamos con dólares o euros, cuando realmente es con la moneda de cada país. Y no pude más que aceptar que Chávez y Maduro si algún día prometieron a su pueblo convertirlos a todos en millonarios, no mintieron porque acaba de salir a circulación su flamante billete de 1.000.000 de Bolívares, y aunque con ese millón apenas puede comprarse un caramelo, convierte a Venezuela, literalmente hablando, en el país con más millonarios del mundo.
¡Un logro de la Revolución Bolivariana! De esa vil manera, no dudo que la izquierda colombiana, comandada por Petro, Gustavo Bolívar, Fecode, las Farc, el ELN, la Minga, y otros del mismo pelambre, podrían a la vuelta de unos años, convertir al 100% de los colombianos, en millonarios.
Para lograrlo lo primero y necesario, como lo hicieron en Venezuela, es acabar con la economía del país, y con ese prolongado Paro Nacional en el que Fecode desnudó sus oscuros propósitos, nos han demostrado que sí son capaces. Si nosotros, que somos muchísimos más, se lo permitimos. ¡Y eso no lo decide un paro, eso solo lo decide el voto!
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