"Todos los hombres y las mujeres son creados iguales" fue la consigna que dio inicio al movimiento de mujeres en el mundo cuando en 1848 las estadounidenses Elizabeth Cady Stanton y Lucretia Mott congregaron a cientos de personas en la primera convención nacional por los derechos de las mujeres. La lucha continúa y paulatinamente se logran resultados, aunque no tan determinantes: 200 años después las motivaciones siguen latentes en todo el mundo.
Conmemorar el día, el mes o el año de la mujer contribuye a reforzar las reivindicaciones, pero es el momento de dar el paso definitivo para su participación inclusiva en la construcción de sociedades modernas, estables y duraderas. Es momento de pasar de celebrar a actuar, darle profundidad y un sentido amplio y ético.
La misión debe trascender la temporalidad y alcanzar la permanencia para lograr la estabilidad y sostenibilidad en los resultados. Es necesario tener en cuenta la inclusión como un elemento democrático de participación y como un mecanismo de fortalecimiento de los procesos, sin olvidar que esta es una tarea constante y de largo aliento en el cual no puede perderse el norte.
Aún los esfuerzos son incipientes y se comprueba con las últimas cifras de desigualdad de género en Colombia relacionadas con el empleo. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) Colombia y España fueron los países en los que más se amplió la brecha de género en el mercado laboral durante el 2020, el desempleo de las mujeres colombianas fue del 20,4 %, mientras que el de los hombres se ubicó en 12,9 % (7,5 puntos porcentuales de diferencia).
De acuerdo al estudio, ningún otro país de la entidad multilateral tiene una brecha en el desempleo tan amplia como la colombiana. Esto debe llamarnos a la reflexión y a redimensionar los esfuerzos para superar la inequidad y replantearnos una ruta más agresiva de inclusión y participación femenina basada en voluntad, capacidad y meritocracia.
Acciones como Women in Conection son aportes importantes y deben tener la contundencia y respaldo de todos para lograr ese equilibrio de equidad que se genere a través del mérito, la complementación y no por políticas o cuotas.
En el marco de un mes tan importante vale la pena subrayar el ejemplo y la tenacidad de mujeres que más allá de las circunstancias y de las limitaciones de inclusión, por sus propios logros, arrojo y gallardía, han superado las barreras y los obstáculos imperantes en la sociedad y se han abierto camino en espacios de participación y acción tradicionalmente dominados por hombres.
Hay muchas mujeres que han abierto el camino, cada país tiene sus mártires y sus heroínas, e incluso en los tiempos modernos tenemos grandes personalidades como la británica Margaret Thatcher o la alemana Ángela Merkel, quienes demostraron que se puede llegar incluso a la cima de la política mundial. En la ciencia, en la literatura, en los más diversos espectros de la vida, encontraremos mujeres, hasta ahora como casos excepcionales.
Cuando se emplean todas las potencialidades tanto de hombres y mujeres, incentivando la complementación, no hay barreras que frenen el éxito de una empresa o una entidad. El aprendizaje está en convertir estos casos de complementación de géneros en normales y rutinarios y para ello se requiere de la disposición de las partes y la voluntad colectiva.