Cada año se celebra una de las semanas más importantes en la industria de la moda, ‘el Paris Fashion Week’ o ‘la Semana de la Moda de Paris’, y durante varios días, las grandes casas de moda y los afamados diseñadores muestran su trabajo creativo, con la idea de generar impacto en las páginas de la historia de este arte, y de lograr así, que a través del globo, se hable de una u otra marca en especial.

Y por supuesto, compiten. Compiten por tener a ‘x o y’ invitado en la primera fila de sus pasarelas, compiten por tener a determinadas modelos mostrando la ropa, los zapatos, y los accesorios, y compiten por tener puestas en escena distintas e irreverentes que logren generar tráfico digital.

No hay una semana más importante que esta para la alta costura, y es por esto que las marcas, los diseñadores y las empresas, invierten millones de dólares y muchísimo tiempo para entregar un resultado que sea tanto aclamado por la crítica, como también, ‘viralizado’ por los cibernautas. Y ajá, eventualmente, lograr que todo esto se traduzca en ventas.

Y aunque al comienzo todo iba ‘normal’, y el mundo se volvía loco por cosas como el final del desfile de Coperni, dónde le crean, utilizando una técnica de ‘spray’, un vestido blanco en pleno escenario a la afamada modelo Bella Hadid, y la gente estaba pendiente de qué utilizaban las celebridades para generar impacto, al final, no hubo espacio para nada ni para nadie que no fuera Kanye West.

A último momento, el renombrado artista musical, quien desde hace unos años se ha caracterizado por estar inmerso en el mundo de la moda con su marca ‘Yeezy’, y con su imagen de celebridad, decidió hacer un desfile dónde prometía, como siempre cuando se trata de él, ser polémico. Sin embargo, nadie se imaginó hasta qué punto esto iba a ser así.

Kanye West sorprendió al mundo con un ‘desfile’ que más bien parecía un escenario de propaganda política, dónde le dio fuerza al mensaje ‘White Lives Matter’ (‘Las Vidas de los Blancos Importan’) que nació para restarle validez al movimiento ‘Black Lives Matter’.

Ahora, el problema no estuvo solamente en el mensaje de supremacismo como tal, sino en la reacción que tuvo West cuando el mundo digital y las grandes voces de esta industria se mostraron profundamente en contra. El ‘intocable’ para muchos comenzó a ser criticado, y su respuesta fue un ejemplo de un claro desmoronamiento personal.

Para nadie es un secreto que las conductas narcisistas de Kanye lo han llevado a la fama, pero esta vez (junto con otras veces más, debo decir), ‘se le fue la mano’. Tomó sus redes sociales de millones de seguidores para hacerle matoneo a quién osó en criticarlo, y empezó a compartir mensajes de odio a todo aquel que se pronunció en su contra.

Y aunque estoy segura que todo esto hace parte de su enfermedad psiquiátrica (Kanye West fue diagnosticado con bipolaridad hace unos años), la realidad es que sus acciones han sido tan graves que la industria debe sentar un precedente. Quienes tienen el poder de tomar decisiones deben ‘cerrarle’ o ‘limitarle’ espacios para próximas ocasiones, pues si bien es cierto que todo el mundo tiene derecho a una voz y a tener una expresión, también es cierto que todo el mundo tiene derecho a ser respetado.

Pues al final, quienes más se perjudican son los que verdaderamente trabajaron durante todo un año para esta semana tan importante, ya que en el imaginario de todos, el protagonista del ‘Paris Fashion Week’ de este año no fueron los diseños, ni desfiles, ni las propuestas creativas, sino el colapso de Kanye West.

Y ahí pierden todos.