No es solo serlo, sino parecerlo. Un dicho que aplica para todo y con el que muchos han sido criados. Porque a veces la fina línea que divide el éxito del fracaso está en la percepción. Porque a veces no es solo cómo sean las cosas, sino cómo se muestren. Porque a veces, como bien lo dice la frase, no es lo que seas, sino lo que parezcas ser.

En inglés se le dice fake it until you make it (engaña hasta que se vuelva realidad), y aunque es verdad que son muchos los casos en donde utilizando esta estrategia se generan resultados positivos, también es cierto que el riesgo a hundirse es alto, pues de ser atrapado en la mentira te quita la credibilidad y te deja en la verdadera inmunda.

Y sí, esto no es nuevo, desde siempre ha ocurrido, pero con las redes sociales se ha incrementado. Y es así cómo vemos todos los días blogueras de moda que se van a la quiebra porque no tienen cómo sostener el estilo de vida que muestran en redes, vemos parejas amorosas que pueden estar a punto de separarse, y vemos personas felices que detrás de cámaras viven en una constante depresión.

Sin embargo, es todavía más peligroso cuando vemos esta estrategia ser utilizada en la política. Sobre todo cuando no tiene sentido porque nadie es capaz de creerlo, y termina siendo completamente contraproducente.

Y antes de desahogar mi crítica, comienzo diciendo que enviar mensajes esperanzadores siempre será acertado en situaciones tan inciertas como esta que estamos viviendo, y que mostrar lo que sí se está haciendo es positivo, pero no por ello se puede rayar en el cinismo. No por ello se puede uno burlar de un pueblo que ya no traga entero. Y eso es precisamente lo que sucedió con la llegada de las 50 mil vacunas a Colombia.

Mi crítica frente al show mediático que se convirtió la llegada de las vacunas no es por el hecho de que lo hayan celebrado como fue celebrado, no es por el hecho de que las fueran a recoger al aeropuerto, y no es por el hecho de haberse tomado fotos con ellas. Han sido tan esperadas que incluso eso lo valgo. No, mi crítica es sobre el mensaje que envió el presidente Duque y que lo único que hizo fue echarle más leña al inmenso fuego que tiene en frente.

“Le cumplimos a Colombia”, fue la frase que desató la furia de los que vemos como un fracaso del Gobierno nacional el manejo que le han dado a este tema. Bastaba con decir “le estamos comenzando a cumplir a Colombia”, o en su defecto “le estamos cumpliendo a Colombia”, para apaciguar las cosas, para lograr que las personas verdaderamente sintieran esperanza y para lograr calmar a un pueblo que se encuentra desesperando. Pero no, el presidente tuvo que salir a decir que ya nos había cumplido como si la triste miseria de cincuenta mil dosis que solo alcanzarán para vacunar a 25 mil personas fuese ‘la gran vaina’.

A veces no es solo serlo, sino parecerlo, pero en este caso lo único que a mi modo de ver parece es que nuestro presidente vive en una burbuja. Una burbuja que a pesar de muchos intentos nada que se revienta.