Inicio aclarando que el partido Centro Democrático es más bien una excusa para plantear algunos interrogantes en esta columna. ¿Cómo lo haremos? Pues remontándonos a la posición de Gabriel Santos en el Congreso de la República frente a la ex Ministra Karen Abudinem. En este texto los 70 mil millones son lo menos relevante, y las culpabilidades alrededor del escándalo, ya las definirá la justicia nacional.
Pero, me resultó llamativa la posición del hijo de Francisco Santos, en contra de su propia colectividad y desafiando las instrucciones del mismo presidente Iván Duque. ¿Por qué el Representante a la Cámara se deslinda de su bloque político? Eso intentaremos analizar entre otros asuntos.
Con su ahora famoso: “The buck stops here”; el Representante expresó que en última instancia la responsable de lo ocurrido era la barranquillera. Lo hizo emulando la frase del expresidente estadounidense Harry Truman quien en alguna ocasión señaló: “la responsabilidad siempre termina conmigo”. Su posición, percibida como objetiva por algunos (aunque recordemos que la percepción en política es una variable que va al vaivén de los vientos), de hecho, le ha servido para que hasta Sergio Fajardo lo halague y aplauda.
¿Tendrá un costo político al interior de la colectividad este discurso para Gabriel? Seguramente sí, el hijo del exvicepresidente deberá lidiar con la molestia de sus copartidarios quienes muchos hoy lo evidencian como un traidor. Sin embargo, este joven que ha demostrado moverse en las arenas movedizas de la política bastante bien, sabrá capitalizar lo que ha generado en su imagen este cierto halo de neutralidad.Y a mí, me sirve todo este episodio, para recordarle a mis lectores, que los Partidos no son instituciones homogéneas. En lo absoluto. Existe en ellos diferentes tendencias, tanto ideológicas como de intereses particulares. Tampoco son este tipo de hechos exclusivos de la esfera colombiana, ni latinoamericana.
Maurice Duverger, teórico francés protagonista del desarrollo conceptual de lo que conocemos como Partido Político en nuestros días, aseguraba que,para entender las colectividades y su búsqueda del poder para ejercerlo, no solo debe haber espacio para las conductas que surgen de elementos ideológicos, sino también de intereses a nivel local y nacional. Es decir, el político pertenece al partido “x” porque usualmente tiene coincidencias en posiciones fundamentales, pero también recordemos que dicho individuo es miembro de tal plataforma porque la necesita para llegar al poder, y a su vez, quiere llegar a dichos espacios para conquistar ciertas victorias que corresponden a sus intereses (sin importar si estos son altruistas o vanidosos). Y esto, en efecto, es lo que les sucede a personalidades como Gabriel.
Otro escritor predilecto mío, quien escribió mucho al respecto fue el italiano Giovanni Sartori, usualmente se encargaba en sus textos de recordarnos que antes de Partidos, existieron “facciones”. Y que nos causa cierta obsesión querer creer que las colectividades de hoy son mejores que las de ayer. Pero la realidad es que no, pues los individuos se siguen uniendo para buscar poder con el mismo objetivo: conquistarlo; en ese camino, toman el rumbo que mejor les convenga según sus convicciones.
Así que concluyo con lo siguiente: tanto en el pasado como en el presente, es preciso no entender a un Partido como un todo homogéneamente ordenado en armonía, sino como un todo heterogéneamente desordenado en permanente tensión.
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