La transformación digital no puede ser solo un objetivo, sino una realidad palpable en la vida de nuestras comunidades. Sin embargo, para que las TIC cumplan su promesa de generar progreso y desarrollo, es fundamental que avancemos en un aspecto clave: el fortalecimiento de la infraestructura que se requiere. Sin una infraestructura robusta, el potencial de las TIC se ve limitado, y con ello, las oportunidades para la educación, el empleo y la innovación.
En Colombia, según el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, en 2022, el 70% de los hogares contaban con acceso a internet, pero las brechas son evidentes en zonas rurales, donde solo el 23% de las familias está conectada. Esta disparidad limita el acceso a la educación, e impide que miles de jóvenes en estas áreas puedan integrarse plenamente en la economía digital.
La infraestructura es el soporte de cualquier estrategia TIC. Sin ella, no hay programas de educación digital que prosperen. Además, el crecimiento acelerado de tecnologías como la inteligencia artificial, el internet de las cosas y el análisis de grandes volúmenes de datos, demanda una infraestructura moderna, con cobertura y capacidad suficientes para soportar el aumento de usuarios y dispositivos conectados.
El Banco Mundial estima que un incremento del 10% en la penetración de la banda ancha en países en desarrollo puede aumentar el PIB per cápita entre un 1,5% y 2%. Esto demuestra que una mejor infraestructura no solo es necesaria para la inclusión digital, sino que también es un motor económico para nuestras regiones.
Si bien, la conectividad móvil es útil en este propósito, debe verse como una solución complementaria, y no como el pilar central de la infraestructura TIC. No es suficiente depender únicamente de este tipo de alternativas, deben considerarse aspectos como el costo más elevado en el consumo de datos, una menor eficiencia en el uso del tiempo e inclusive en algunas zonas la ausencia de una conexión robusta y estable. Además, aunque el acceso está disponible, las personas tienden a utilizar sus dispositivos móviles principalmente para el consumo de redes sociales, entretenimiento y mensajería, lo que distrae de las oportunidades educativas o de desarrollo profesional que las TIC pueden ofrecer.
Por tanto, aunque los móviles sirven como herramienta de conectividad, no deben considerarse como la solución principal. Es necesario un enfoque que priorice redes más potentes y estables.
En el Atlántico, hemos identificado esta necesidad y estamos trabajando en mejorar la conectividad. Sin embargo, este es un reto que requiere una fuerte articulación entre el sector público y privado. Las inversiones del gobierno deben ser complementadas con esfuerzos del sector privado que permitan ampliar la conectividad de las zonas rurales, especialmente.
La infraestructura es la clave para desbloquear el verdadero potencial de las TIC en nuestras comunidades. Sin una red adecuada de conectividad, cualquier esfuerzo por mejorar la educación digital o implementar tecnologías avanzadas quedará incompleto. Es fundamental que avancemos con rapidez y eficiencia en la construcción de una infraestructura robusta, especialmente en las zonas más apartadas, para que el futuro digital sea inclusivo y accesible para todos.
Solo así podremos aprovechar plenamente el potencial de las TIC y asegurar un futuro de oportunidades para todos nuestros ciudadanos.
*Secretario TIC del Atlántico