Rafael Pérez: regresa un defensa central que posee un gran carácter competitivo. Hace de la fuerza y la vehemencia con la que disputa el balón sus credenciales. Recio, concentrado, buen juego aéreo, decidido y siempre dispuesto al esfuerzo extra en procura de salvar la jugada.
No hay dudas, tiene alma de defensor. Su relación con el balón no es la más atildada, pero alcanza a ser correcta.
Es un defensa que, si me permiten la referencia histórica, y con los obligados matices, está más alineado con el estilo de Dulio Miranda que con el de Alexi Mendoza. Y, sabemos de la eficacia defensiva y el liderazgo que identificaron a Dulio. Retorna al Junior después de una escala positiva en un fútbol tan exigente, en términos de velocidad, dinámica, ímpetu físico, como el argentino.
Esta experiencia supone un refuerzo a sus ya reconocidas virtudes defensivas. Y se convierte, a priori, en un defensa confiable para ajustar una zona que tuvo algunos altibajos el año pasado.
Marco Pérez: un delantero al cual los años lo hicieron un poco mejor jugador y sigue vigente como goleador. Físico de basquetbolista, zancada de atleta, remate de goleador. Un centro delantero fajador, que se lleva mucho mejor con los espacios que con la participación fluida en la construcción de las jugadas.
Sin embargo, en estos últimos torneos fue integrante de un equipo, Águilas, que hizo del toque su modus operandis, y no fue el más dúctil, cierto, pero tampoco fue un cuerpo extraño que degradara la idea colectiva y terminó siendo su delantero más efectivo. Excelente ejecutor de penales y con una buena actividad en el juego aéreo en las dos áreas.
¿Qué papel vino a desempeñar en Junior? ¿suplente de Bacca, el reemplazo de Bacca o el socio de Bacca? Dependerà de él, de su ambición, de su compromiso, del técnico y su modelo de juego, de la complementariedad con Bacca, de las necesidades en los partidos y, sobre todo, de sus goles.
Víctor Cantillo: un buen distribuidor del balón que le agregaría, al reconocido cambio de ritmo y vocación encaradora de los atacantes del equipo, una mejor posesión, y más sostenida, en algunos sectores del campo y algunos momentos del partido. Tan necesaria como la velocidad y el desequilibrio de aquellos.
En lo individual, a mi juicio, él debería agregarle a su alto número de participaciones en la circulación del balón, una mayor cantidad de intervenciones en zonas más cercanas al arco rival. Que sus pases no solo sean de control sino también que aumente los pases de aceptación de riesgo.
Como es un volante de primera línea que no tiene vocación ni recursos de marca, su influencia en el equipo debería superar aquello de que es bueno para el primer pase (concepto en mi opinión sobrevalorado en la terminología futbolera ‘moderna’, porque todo jugador de primera división debe ser capaz de saber hacer un pase en el inicio).
Los siguientes pases, los que se dan entre líneas, con menos espacio, con más atención del contrario, son más difíciles, pero de concretarse acercan con más ventaja al objetivo.
Creo que, por sus muy buenas condiciones técnicas y visión de juego, debería desafiarse en su progresión futbolística, mirar más cerca el arco rival, y sumarle dinámica con y sin balón a su estilo para tener otra oportunidad en un fútbol más exigente y más competitivo.
Yimmi Chará: años atrás fue la otra mitad del ‘chateo’. Era el cambio de ritmo y la habilidad que completaba la inteligencia táctica y la sutil técnica de Teófilo Gutiérrez. Con el paso de los años fue adaptando y adoptando gestos como los de un mediocampista: un poco de más pausa, un sentido de asociación más evidente.
De aquel individualista y picante delantero encarador fue evolucionando a uno más colectivo. Pero claro, conserva su amigable relación con la pelota. Es capaz de gambetear en espacio reducido, de acelerar sin perder el control del balón. Sin ser un organizador natural, ni un volante creativo, hoy se desenvuelve con soltura y experiencia en zonas de generación.
El Chará que regresa al Junior seguramente va a ser el mediocampista más adelantado y el delantero más atrasado. Para desplazar o para asociarse con ‘Cariaco’ González en esa zona y esa función, su presencia supone la búsqueda de enriquecer las variantes y la calidad de las soluciones ofensivas del equipo.