Hace 75 años se jugaba la primera Liga de fútbol profesional en Colombia. Santa fe fue el campeón y Junior obtuvo el subcampeonato. Este fin de semana se está dando inicio al campeonato 97. Sin los grandes jugadores, nacionales y extranjeros, de aquellas épocas, dándole oportunidades a noveles futbolistas para promoverlos y lograr alguna transferencia al exterior, con unos repatriados que buscan un feliz epílogo de su periplo profesional; con jóvenes y experimentados entrenadores, con muchos aspectos a mejorar como el nivel de la competencia, el arbitraje, el modelo del sistema de campeonato, entre otros. Pero con la misma pasión y exigencia de los hinchas y con el mismo masivo consumo de un país mayoritariamente futbolero.

En este escenario, actuará Junior, otra vez y como siempre, con la obligación de ser protagonista hasta el final de la lucha por levantar la copa de campeón. “Ni Fuad Char puede decir que vamos a ser campeón”, expresó su técnico ‘Bolillo’ Gómez.

Tiene razón, nadie serio puede predecir que va a conseguir el título en un juego con tantas variables, que camina de la mano de la imprevisibilidad, que generalmente no se deja tatuar lógicas, y en un torneo muy equilibrado. Pero Junior sí tiene la obligación de estar a la altura de su historia, de su hinchada, de su inversión.

Esto es, jugar de forma esmerada, con calidad y carácter competitivo, que no se arrincone a priori en condición de visita y mucho menos ante los otros grandes de la Liga. Que genere confiabilidad por la posición en la tabla, emoción por el innegociable esfuerzo y sensibilidad y reconocimiento por el buen juego en la cancha.

Para esa tarea contrató, a mi juicio, futbolistas que han sido rendidores y eficientes en su andar por Colombia. Y un arquero de selección uruguaya. Su primer escollo será Águilas, para mí gusto uno de los equipos con mejor juego el semestre anterior, que logró desplegar un estilo atractivo y competitivo con jugadores poco reconocidos, ahora dirigido por el técnico Farias.

Debuta Junior, sin Viera como sí lo hizo siempre en los últimos 12 años, sin Quintero, que sugería un salto de calidad, pero por la endeble excusa de que no encajaba en la idea del técnico se marchó. Con Bacca y su resiliencia en la pretemporada de la que él y todos esperan que se vean los frutos en la competencia. Con la motivación que siempre representa el inicio de una nueva aventura en los futbolistas. Y, como siempre, con la ilusión y las ganas de acompañar de los hinchas. ¡Que ruede el balón!