Cuando se organizó la protesta del 21N, el gobierno pensó que era una jornada más de protestas, organizadas por la oposición política del país. Se anticipó con medidas de miedo al estilo Piñera de Chile, esperando asustar. Nadie podía prever que asistiríamos a un movimiento masivo de ciudadanos urbanos de todos los niveles sociales, manifestando su disgusto por la situación actual que vive el país. Los colombianos, cansados por el saboteo al proceso de paz, decepcionados de un estado que ha sido incapaz de proteger de la matanza a los lideres sociales y a los mismos excombatientes acogidos a la vida civil, frustrados ante la creciente corrupción y desesperanzados por las propuestas que se oían desde los gremios y los altos funcionarios del estado en materia salarial y pensional, unidos a los estudiantes sin ilusiones por que no se les escucha ante el deterioro material de la universidad pública, salieron masivamente a las calles como hace décadas no lo veíamos. En estos días, hemos visto que los llamados partidos en el poder han estado ausentes, sesionando en el Congreso como si nada pasara. Al fin, el presidente del Senado Lidio García entendió que el Congreso tenía que entrar a estudiar los puntos del Comité del Paro, lo cual afectaba la agenda misma del Congreso.
El presidente Duque, al principio, afincado en su libreto de manejar al país con su reducido partido y sus amigos provenientes de los gremios, sin entender la dimensión del problema, se reunió primero con los dirigentes gremiales. Luego invitó a unas “conversaciones” que no implicaban ningún compromiso, como cuando uno charla con alguien con un tinto a bordo, invitando a todo el mundo en un sancocho de grupos que no respetaba al Comité del Paro. Este proceso ha fracasado, y la sordera del gobierno lo llevará tarde o temprano a entenderse con dicho Comité, a negociar, no conversar, un conjunto de puntos bien divulgados por la prensa. El gobierno de Duque empezó hace quince meses con el pie izquierdo pues no ha entendido la noción de gobernabilidad en una sociedad moderna que aspira a ser democrática. La mermelada y los cargos son sólo para sus amigos y copartidarios. Nada ni a sus partidos de coalición. Cree que los diez millones de votos son de él y su pequeño partido, y no el resultado de una coalición de fuerzas que se asustaron con Petro. Siendo un gobierno corporativista, no escucha a los ciudadanos sino a sus empresarios amigos. Sordera total.
La sorpresa ha sido tremenda. El paro ha seguido pues el gobierno no se ha sentado a negociar. Juega al desgaste y la llegada de las navidades. La estrategia del terror de encapuchados extraños y los supuestos asaltos a edificios, ha quedado develada, además del triste homicidio del estudiante Dilan Cruz, quien huía de las arremetidas del Esmad a una manifestación pacífica. En medio de este panorama, el sector financiero anuncia ganancias de $17 billones en estos nueve meses. Pero la arrogancia no tiene limites. Duque expidió el Decreto 2111 del 2019 mediante el cual crea un holding financiero estatal llamado Grupo Bicentenario, donde todas las entidades financieras del estado quedan integradas. Pero viniendo de un neoliberal y privatizador como Carrasquilla esto ha incendiado mas la pradera. El holding en su artículo 1º será de economía mixta de régimen especial. Eso quiere decir vendrán inversiones privadas. ¿Será que nos creen tontos?
@jparadacor