Este miércoles disputará la posibilidad de jugar otra final contra Nacional, en Medellín, después de superar un bache que trajo preocupación y hasta desinformación sobre la continuidad del técnico Juan Cruz Real.
Después de vencer 4-0 a Envigado en casa, Junior perdió consecutivamente ante Cortuluá (1-0), como visitante, y frente a Jaguares (4-2), en el ‘Metro’.
Luego, al iniciar el cuadrangular semifinal, empató con Nacional (1-1), como local, y perdió 2-0 con Bucaramanga en el Alfonso López.
El punto de quiebre de esa mini crisis de resultados, la dio Cruz Real haciendo modificaciones a la nómina inicialista, con la inclusión de Sambueza, ‘Cariaco’, Esparragoza, Walmer y el regreso de Yesus.
Esta vez los que llegaron del banco, que estaban allí por rendimiento o por lesiones, aportaron un gran nivel en su juego y Junior, en dos partidos sucesivos, eliminó a Millonarios, el gran favorito junto a Tolima, y ha quedado frente a la posibilidad de acceder a jugar por la décima estrella.
Jugar un cuadrangular no es lo mismo que disputar un calendario regular de veinte partidos. En los torneos cortos hay que disputar punto a punto. En ellos, se vuelve anecdótico si juegas bien o mal. Lo que vale es ser eficiente en la suma de unidades. Finalmente es lo que cuenta y te hace ganar los honores en disputa.
Soy un apasionado por las estadísticas y las uso a diario, pero en el camino hacia una final el que, si el contrario jugó más o menos tiempo, si corrió o no, no es relevante en la medida en que todo se reduce a la suma de puntos.
Y justamente es el equipo perdedor o eliminado el que se queja por todo después de quedar por fuera de la competición para no detenerse en lo real y concreto.
En el caso de Millonarios, por ejemplo, lo real y concreto era que debía disputar el cuadrangular junto a Junior, Nacional y Bucaramanga. Se entendía entonces que Millonarios debía ganar más puntos que esos tres, pero no lo hizo.
Junior le ganó cuatro puntos de seis, con Nacional empató dos veces. Luego, entonces, Millonarios quedó por fuera porque no fue superior a los dos rivales grandes con los que debía disputar el acceso a la final.
En el marcador de un juego se puede recordar que, si se jugó mucho o poco tiempo, pero no me van a hacer creer que fue eso lo que eliminó a Millonarios. Igual le había pasado con Junior en el 2011, 2014, 2016 y 2017 (Copa Águila).
En el caso del Junior, maniató a Millonarios. En Barranquilla lo inutilizó tanto que solo remató dos veces al arco y en Bogotá lo limitó a cuatro remates a puerta solucionados por Viera sin mayores dramatismos. En 180 minutos más las adiciones, rematar seis veces a puerta es ineficiencia y nada tiene que ver con el tiempo de juego.
Al Roberto Meléndez la mayoría de los equipos vienen a defenderse y a perder tiempo, eso lo sabe hasta el más humilde de los hinchas. Si Junior se quejara de eso, no tendría tiempo para jugar la Liga.
En últimas, el equipo que esté exento de culpa que tire la primera piedra. Es que aplican aquello de que, si lo hago yo es bueno, si lo hace el contrario el malo. Es la ley del embudo que aplican los “amnésicos conscientes”…