Confieso que he quedado preocupado por el Rey Pelé.
He visto, una y otra vez, el video de la FIFA donde las grandes figuras del fútbol mundial aplauden la labor de los servicios médicos y paramédicos del mundo en su lucha contra el Coronavirus. En el mismo se ven a futbolistas de ayer y hoy, hombres y mujeres y hasta hijos de los jugadores.
Beckham, Ramos, Piqué, Ronaldo, Kaká, Marta, Cafú, Van Basten, James, Yayá Touré, en fin. Todos divos. El penúltimo es Maradona, chueco con sus piernas encorvadas, y el último es Pelé con una cara poco conocida de él.
Pelé siempre se adornó con sonrisas bien vendidas por Coca Cola, Pepsi y MasterCard y con trajes de saco y corbata, de los mejores modistos del mundo, marcó tendencia en la moda. Siempre activo, siempre cordial, siempre amigo.
La cara que le veo al final del video es de un Pelé que sufre, con poca vitalidad, con mirada triste y cómo preguntándose qué hago acá. La cara de Pelé es de enfermedad. El Rey no la está pasando bien.
Hace poco su hijo Edinho informó a la prensa de su país que su padre estaba gravemente enfermo. El mismo Pelé lo desmintió al día siguiente. Sin embargo, su cara pública en el video grita lo contrario.
En los últimos años Pelé ha sido internado en clínicas de varios países hasta cuando dejó de viajar. No lo vimos en Suráfrica, ni en Brasil, ni en Rusia. Él siempre fue el invitado de honor, la joya de mostrar en las copas del mundo. Tampoco en las copas de América. No lo vimos ni en Chile, ni en su propio Brasil, ni en USA.
La última vez que acaparó la atención del mundo fue hace un año en París cuando lo hospitalizaron para curarle una infección urinaria. Desde entonces, Pelé se borró de la escena pública.
A Pelé lo conocí en el Mundial de México 86 cuando me pronosticó que Brasil no sería campeón mundial después de comenzar con una pálida victoria 1x0 con España que debió haber empatado el juego por un gol mal anulado por el árbitro australiano Chris Bambridge. Esa entrevista para Caracol Radio fue reproducida por las agencias internacionales.
Cuando estuvo en Bogotá en enero del 2010, me pronosticó que España sería la campeona del mundo en el Mundial de Suráfrica.
Brasil no fue campeón en México al ser eliminado por Francia, en partido de cuartos en Guadalajara, partido que tuve la ocasión de transmitir con mi compadre Edgar Perea y España fue campeona en Suráfrica venciendo a Holanda en aquella final donde vimos a Mandela por última vez. En ambas, acertó desmintiendo a los que siempre le han hecho “bullying” por sus pronósticos.
La cara de Pelé lo dice todo. En el próximo octubre cumplirá 80 años. Pero, no es la edad la que le hace ver así. Es que, el Rey está enfermo…