Hay que hacer una gran apuesta por La Guajira. Los momentos de crisis que hemos estado viviendo ameritan esa gran apuesta. Su posición geoestratégica, su variedad de climas, su variedad de suelos, su gente, su etnia de gran valor en usos y costumbres, su potencial en la producción de la energía eólica, su gran represa del Ranchería, su comercio en la frontera, los tres grandes ecosistemas con que cuenta: el Monte De Oca en Maicao, El Cerro Pintao que cobija a Villanueva, Urumita, El molino y la Jagua del pilar y el de la Sierra Nevada de Santa Marta y su área de influencia como son Riohacha, Dibulla y San Juan del Cesar.
Su gran potencial minero. Su potencial turístico, que se encuentra en pañales, el apoyo institucional de El Cerrejón, su cultura, especialmente sus expositores en la música vallenata, sus letras que han sido opacadas por el caos en el que hemos estado viviendo.
Su gran fortaleza ecológica en la Serranía de la Macuira. La capacidad profesional e intelectual de su recurso humano, que es inmenso y de gran valía no solo para el mismo departamento, sino para la misma Colombia.
Esta gran apuesta debe estar cimentada en unas acciones entre la dirigencia departamental y la nacional basada en seis compromisos: desarrollo económico, servicios públicos, desarrollo social, infraestructura vial, fortalecimiento de la institucionalidad y construir confianza. Esos compromisos deben ser el nuevo norte para nuestro departamento. El desarrollo agrícola, lo primordial, la construcción de los distritos de riego del Ranchería y San Juan del Cesar para que de verdad exista productividad y competitividad y optimizar ese desarrollo agrícola en cinco renglones fundamentales: palma de aceite, café, banano orgánico, yuca, fruticultura y hortalizas.
El fortalecimiento de los servicios públicos es fundamental para que inversionistas privados le tengan confianza a La Guajira y se pueda apuntalar el desarrollo turístico y mejorar la calidad de vida, para ello es fundamental que de la represa Ranchería se construyan los nueve acueductos regionales para optimizar estos apostolados que aumentarían el desarrollo social y disminuirían la sed y la hambruna en municipios como Uribia, Manaure, Albania y Maicao.
Debe ser un propósito compartido de todos con La Guajira a través del diálogo con las comunidades de los 15 municipios y buscar las soluciones que no se han dado por centurias de los problemas que nos agobian. El contexto en sí de La Guajira hoy es complejo. La Guajira ha vivido tiempos de crisis. Esa honda crisis por la que hemos estado atravesando en lo político, en lo institucional, en lo gremial, en la falta de confianza a nivel nacional, regional y departamental.
La falta de credibilidad en varios dirigentes políticos, los abusos que cometen las empresas prestadoras de servicios públicos, así como la pérdida de las regalías y sus efectos negativos tanto en las finanzas del departamento como de los municipios productores.
No existe sinergia entre lo que se plantea y lo que se predica. ¿Qué hacer? Unirnos en un todo y olvidar las bajas pasiones en todos los niveles. Así ha estado nuestro departamento entre frustraciones y realidades.