El año pasado, el Carnaval de las Artes rindió tributo al difunto músico de Puerto Rico, director de orquesta y pianista Noro Morales. Este año, el evento barranquillero exaltará los aportes del cubano Arturo Chico O’Farrill.

En la historia del Latin Jazz son pocos los músicos del Caribe que han ocupado lugar tan prominente como este compositor, trompetista y arreglista, llamado Chico por su baja estatura.

En 1946, Arturo O’Farrill era un joven trompetista de los Havana Cuban Boys que bajo la dirección de Armando Orefiche llevaba por Europa canciones como Rumba azul. Pero O’Farrill dijo sentirse aburrido con el son tradicional y buscó en el jazz los elementos de un género superior, que le diera riqueza rítmica e instrumental y le permitiese experimentar con todos los ritmos populares.

Auténtico maestro de la fusión del Jazz con los ritmos latinos, O’Farrill se unió en Estados Unidos a grandes luminarias de la música popular de nuestro siglo: Count Basie, Benny Goodman, Charlie Parker, Dizzy Gillespie y cantantes como Frank Sinatra, David Bowie y Ringo Starr.

Los aportes de O’Farrill serían decisivos en la evolución de la música. Sus composiciones para las grandes bandas latinas fueron sofisticadas, a menudo osadas y tensas, apoyándose sobre todo en los instrumentos de cobre.

La entrada de Chico en la escena jazzística de Nueva York se produjo a fines de los cuarenta, cuando el clarinetista sueco, Stan Hasselgard, lo presentó a Benny Goodman, consagrado rey del swing, quién le encargó unos arreglos.

Chico O´Farrill es considerado uno de los reyes del mambo en Nueva York y como tal hizo en 1954 su versión de otra obra maestra del jazz latino, composición de Chano Pozo, Dizzy Guillespie y Fuller, titulada Manteca, pero con el sello de O’Farrill y los distintos matices del llamado Free y Hard Bop.

Chico O’Farrill compuso e hizo arreglos también para directores como Stan Kenton, pero fue su Afrocuban Jazz Suite la que lo instaló en el pináculo del prestigio musical.

O’Farrill preparó su pieza cumbre con la orquesta latina del momento, la de Machito y sus Afrocubans, que él mismo dirigió. El éxito de esa composición lo llevó a formar su propia orquesta, actuando en el mismísimo club "Birdland" y en otros locales de jazz de la Gran Manzana. “Mi instrumento es la big band”, decía.

Después del estreno del tema de 17 minutos, que revolucionó al llamado cubop, la prensa especializada escribió: "Si Mario Bauzá inició el jazz afrocubano, O'Farrill vino a darle forma y vestirlo de etiqueta".

Durante sus años en Cuba, Chico O’Farrill realizó descargas para el sello Gema, hizo arreglos para Bola de Nieve, el Cuarteto D'Aida, el director de orquesta Aldemaro Romero y estrenó su Cuban blues con la Riverside.

En junio del 2001 murió Arturo O’Farrill en Nueva York. Tenía 81 años y nos dejó un legado enorme y extraordinario de música. ¡Gracias grandes, Chico!