Antes era más fácil escribir bien, pues las mayúsculas no se tildaban… W., B/quillaL
Desde su fundación en 1713, la Academia nunca ha establecido una norma que exima de ponerles tildes a las mayúsculas. Al mal hábito de no tildarlas contribuyeron las máquinas de escribir, pues en ellas cuando sobre la letra mayúscula se ponía la tilde esta quedaba superpuesta. Hoy, con los computadores, ese problema no existe. En 1969, en su Ortografía, la Academia recomendó que al usar mayúsculas “se mantengan las acentuaciones ortográficas para evitar confusiones en la interpretación de vocablos”. Fue más enfática en la edición de 1974: “El uso de mayúscula no quita la obligatoriedad de la tilde exigida por las normas”.
¿Por qué el Nadaísmo fue considerado como la expansión del arte negativo en Colombia? Jorge Atanasio, Medellín
La gran masa de lectores colombianos desconoció al Nadaísmo porque sus posturas no les representaban algo serio. No obstante, no se trata de un arte negativo, sino de un movimiento ensimismado, que, errático, se fue lanza en ristre contra el modo de ser de nuestra expresión artística e ignoró la gran calidad de la poesía que los había precedido: Mutis, Cote Lamus, Gaitán Durán, Aurelio Arturo, Carranza, De Greiff… Desdeñosos, los nadaístas no se dieron cuenta de eso y se arrogaron una transformación de las letras colombianas, que incluyó la quema pública de libros. Como no sabían que por otros caminos tal transformación ya estaba en marcha, no previeron que esta llegaría a su culmen con Cien años de soledad, publicada apenas ocho años después de la fundación del Nadaísmo, obra clásica y modernísima que devela cambios, definidos y nítidos, en la literatura colombiana. Desde luego, hay buenos escritores nadaístas, y, además, el movimiento ha encarnado sucesos positivos, como haber puesto a escribir a mucha juventud, a la que le enseñó a liberar el verso y a olvidarse de “cogerle el tiro al soneto”. Esto traduce que el Nadaísmo ha sido una contemporaneidad estimulante para el arte y enigmática para la opinión.
Nota: A propósito de la pregunta de hace 15 días sobre Vargas Vila, me escribe el abogado Rafael Osorio Peña: “Vargas Vila no era un simple panfletario, era un hombre culto adelantado a su época: escribió sobre autores de la talla de Valle-Inclán, de grandes poetas como Rubén Darío y de filósofos como Friedrich Nietzsche y Arthur Schopenhauer; planteó la posibilidad de que Marx tuviese razón; fungió como orador en el discurso fúnebre ante la tumba de Diógenes Arrieta [abuelo paterno de Amira de la Rosa]”.