El problema no es si unas estudiantes hacen un berrinche ante las cámaras porque no recibirán su diploma de graduación en una soñada ceremonia de grado, el problema es el nivel de inconsciencia que aún tenemos frente al reto de la pandemia Covid-19. Pasamos de la histeria absoluta a creer que no está pasando nada. Llorar por no poderse poner la ropa que se tenía lista para la ceremonia no es la gran cosa, la grandísima cosa -de proporciones inmensas- es llorar por esa causa en este momento histórico.
Como este par de jovencitas hay miles, no solo jóvenes, millones de personas por todos lados que aún descreen la responsabilidad que tienen que enfrentar. Porque después de ser una sociedad fundamentalmente individualista, la única manera de salir con vida de esto es pensar en colectivo. Una sola persona inconsciente tendrá el riesgo de contagiar a cinco personas más, en promedio.
Insistir que el Covid-19 es un tema de terrorismo mediático y que es una cortina de humo para el tema de la corrupción electoral, ya es demasiado obtuso. Insistir en hacer la revolución ahora en una marcha y dárselas de anarco en tiempos de Coronavirus es una irresponsabilidad. Lo que hizo el Festival Internacional de Cine en Cartagena fue un acto mezquino, pues redujo sus aforos a 450 personas para evitar pasar por encima de la directriz del gobierno nacional, pero no se preguntó por la responsabilidad social del Festival con la ciudad.
Las siguientes semanas y meses serán inéditos en el país. Viviremos una situación que nunca antes hemos vivido. Hay que tener en cuenta lo estructural para entender lo que se nos aproxima: no tenemos la capacidad hospitalaria para enfrentar esta pandemia. Un médico que atiende un caso confirmado de Covid-19 tendrá que quedar luego en un aislamiento de 14 días y practicarse pruebas. El riesgo de contagio que tiene el personal de salud es altísimo, estos son nuestros verdaderos héroes. Están arriesgando su vida en un sistema que les ofrece poco, que les agradece poco y que les paga mal. Cuando los casos empiecen a aumentar no tendremos suficientes médicos disponibles para salvar vidas ni suficientes camas en los hospitales.
La curva de crecimiento del Covid-19 hay que aplanarla lo más que podamos por el mayor tiempo, por eso las medidas contundentes hay que hacerlas en este momento y no después. Los gremios tendrán que entender que mientras más sacrifiquemos ahora, más rápido y de mejor manera saldremos de esta crisis. A los gobernantes no les puede temblar la mano en las decisiones, por exageradas que parezcan.
Lo del otro estudiante de la Universidad del Norte que le llama “gordo hediendo a sol” al señor Guillermo Gómez -mensajero de la institución que le lleva su diploma hasta la casa-, les diré algo: El Covid-19 sacará lo peor y lo mejor que somos. Revelará nuestra esencia. Sabremos de qué estamos hechos. Quedará expuesto el clasismo y la exclusión, las deudas históricas, pero es posible -y solo es una ligera posibilidad- que quede en evidencia nuestra solidaridad y nuestro pensamiento colectivo. Eso será lo único que nos salvará.