A raíz de todo lo que ha suscitado la posible explotación minera en el páramo de Santurbán, cada vez más se pone de manifiesto la importancia de los páramos a nivel ecosistémico, como fuente reguladora y de abastecimiento del recurso hídrico, para el desarrollo de asentamientos y municipios contiguos a dichos ecosistemas, que fungen como el primer eslabón de esa gran cadena de explotación del agua para diferentes usos de las poblaciones aguas abajo.

Para citar algunos ejemplos, el agua que consume Bogotá, el centro poblado más grande del país en extensión y población, proviene de los páramos Chingaza, Guerrero y Sumapaz, mientras que el páramo de Santurbán provee el agua de más de 23 cabeceras municipales en áreas de los Santanderes, incluidas Bucaramanga y Cúcuta, beneficiando con el recurso a cerca de 2 millones de personas.

Es un ecosistema único y estratégico que muchas naciones desearían tener, pues es una fábrica constante de agua. De acuerdo con el Instituto Alexander von Humboldt, solamente existen páramos en Ecuador, Perú, Venezuela, Costa Rica y Colombia, señalando que en nuestro territorio se encuentra el 50 % de los páramos del mundo, todo un privilegio!

Como una medida que busca la preservación de zonas que han sido de suma importancia para el país a nivel ambiental y que redunda en lo social, varios alcaldes de municipios ubicados en la alta montaña, incluida la Sierra Nevada de Santa Marta, han propuesto que los páramos sean patrimonio natural ante la UNESCO. Podría pensarse que es una medida que sobra, pues desde el 2016 la Corte Constitucional prohibió la minería en los páramos anteponiendo el derecho a un ambiente sano, por encima del derecho adquirido a través de una licencia ambiental.

En ese sentido, diversos estudios demuestran que la actividad minera especialmente de gran escala, genera impactos irreparables en un ecosistema que es considerado muy frágil y susceptible a la desaparición ante este tipo de prácticas. La minería degrada y contamina el agua superficial y subterránea, contribuyendo a la pérdida de la biodiversidad. Cabe mencionar que los suelos de páramos son claves en el almacenamiento de carbono, aportando así a la mitigación del cambio climático.

Frente a la situación actual y precedente del páramo de Santurbán existen muchas aristas que hacen que la situación parezca confusa, con un panorama muy poco claro de lo que puede ser esa nueva delimitación y la aceptación o no de la licencia ambiental a la firma minera.

Lo que resulta más incomprensible aún, es que desde el Ministerio de Minas recientemente se haya señalado que el proyecto minero en Santurbán no tendrá afectaciones en el recurso hídrico, cuando es un tema que solo le compete a la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA). Lo cierto del caso, es que es un tema al que debe dársele solución, sin tantas largas y con acciones concretas en las que se evidencie el compromiso de los diferentes actores inmersos en esta problemática, asegurándonos que con ello no estamos acabando poco a poco con esa gran riqueza natural.

@ChristianEuska

Meteorólogo VIDEOCLIMET