No dijeron nada nuevo, pero sí confirmaron hechos vergonzosos de los cuales fueron autores que aun muchos se atreven a poner en duda. Que esperábamos más de sus declaraciones, de sus expresiones de arrepentimiento, de dolor para asegurar la no repetición de estos hechos, es absolutamente cierto. ¿Se necesitaban décadas enteras para que Timochenko y sus compañeros en la cúpula de las FARC se dieran cuenta del inmenso dolor, del despropósito de sus acciones que causaron tantas muertes, tanta congoja que muchos no tenían por qué sufrir? Sus explicaciones sobre estrategias de la guerrilla que causaron tantas muertes producen escalofrío. Ante esa forma como están actuando las ex FARC y la manera como esta sociedad colombiana ha reaccionado son demoledoras. Este país se está acostumbrando a la violencia, a la solución a bala de nuestros conflictos, de manera que esta realidad se ha vuelto parte del escenario natural de nuestra sociedad. Horror. Y después de tanta sangre de tantas tragedias personales que sumadas muestran el duro pasado y presente de Colombia, no sorprende la imposibilidad de encontrar el camino real para vivir en paz.

Y con respecto a Mancuso: ¿alguien, como de hecho sucede con algunas de las llamadas figuras publicas de este país, se atreverá a decir nuevamente que los falsos positivos son un invento de la oposición? Que el Estado y sus distintas entidades creadas para velar por los derechos de todos los ciudadanos fueron coautores de este crimen de lesa humanidad, ha quedado absolutamente confirmado en sus declaraciones. Como también sus palabras no dejaron duda de la participación de sectores del Ejercito y de empresarios que han sido actores además en esta estrategia a sangre y fuego de la contra reforma agraria que ha vivido este país. Minimizar estas declaraciones de Mancuso es un error que no podemos cometer los colombianos.

Como lo han repetido muchas veces voceros de los millones de víctimas de este conflicto, la verdad es lo que permite la paz, la reconciliación y sobre todo la no repetición. Es cierto que no se conoce aún, de manera que estas declaraciones de Timochenko y Mancuso son solo el principio y falta mucho y sobre todo más autores directos o indirectos de esta violencia. Pero aun reconociendo que este proceso requiere mucho más la pregunta que es obvia es cuáles serán las consecuencias de estas ratificaciones de lo que se sabía. Significa que se confirma la necesidad de repensar el Estado, de replantear los valores que han permitido a Colombia y a sus millones de habitantes convivir con esta tragedia. Además, que el sector privado también entre en un período de revisión de actuaciones de algunos sectores que ante la violencia que sufrieron y que es innegable, reaccionaron con más violencia.

Llegó la hora de escuchar para reconocer nuestra responsabilidad en estas décadas cuyas profundas falencias salieron a la luz y son innegables en estos momentos. Nadie esta libre de culpa y por ello es hora de que se siga conociendo esa verdad y negar lo que han empezado a decir su protagonistas y responsables o subestimalo afirmando que ya se sabía sería una gran equivocación.

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