Si bien es cierto que nadie en el mundo se imaginó la dimensión de eta pandemia y por consiguiente era imposible preparase para enfrentarla, la verdad es que ha pasado más de un año y seguimos viendo falencias con inmensos costos en vidas humanas. Colombia figura entre los países con tasas de mortalidad por la covid-19 superiores a las que han aterrado al mundo por ejemplo en el caso de la India, y lo que se observa es un descontrol en el manejo de las vacunas.
Además, el tipo de pruebas que prevendrían los contagios y reducirían el confinamiento, no se han desarrollado en el país.
Los medios nacionales, por ejemplo, han reportado los problemas específicos en Barranquilla donde la gente con morbilidades no logra que se les defina el momento y el lugar de aplicación de esta vacuna. A su vez, casos como el de Cartagena, donde cierran sitios de vacunación porque estas no llegan y las colas desde la madrugada de personas esperando vacunarse en Bogotá, demuestran fallas en la organización de este proceso que es vital.
A este complejo panorama se suma la ocupación de la UCIS, la falta de insumos básicos para atender a estos enfermos; las ocupaciones de 200 y 300% de los lugares para atender emergencias en clínicas y hospitales y la dificultad que están viviendo enfermos graves no covid-19. La angustia de los médicos ha sido completamente desatendida por el afán de recuperar la economía.
Por consiguiente, no es una exageración afirmar que la salud en Colombia está atravesando su peor crisis que se va a agravar con la apertura de las actividades productivas que tanto celebran las autoridades y el sector productivo. Como si esas personas estuvieran libres de morirse por la covid-19.
En el fondo de esta situación que se traduce en un verdadero drama para millones de colombianos, se evidencia una crisis del sistema se salud y concretamente surgen serias dudas sobre el papel de las EPSs.
La duda pertinente que necesita ya una respuesta es cómo se ha organizado esta emergencia con estas entidades privadas que manejan inmensos recursos públicos. Preguntas: ¿siguen recibiendo el pago por capitación cuando esos servicios normales de salud los están prestando al mínimo? Esto se traduciría en que se están enriqueciendo en medio de esta situación. Inaceptable.
¿Es verdad que los que exige la covid-19 se les pagan de manera adicional? ¿Es verdad que contrataron instituciones muchas de ellas improvisadas para vacunar? Dónde está la Superintendencia de salud para que responda.
Se viene un gran debate sobre el sistema de salud que contará con inmensas pruebas de falencias para enfrentar esta pandemia aun después de más de un año de haberse presentado. Ya es hora de revisar este esquema donde quién vigila tanto a quienes manejan los recursos públicos, EPS, como a las que prestan los servicios, IPS, es un enano frente a estos gigantes.
¿Quién pierde? La gente sin duda. Y la reforma a este sistema de Germán Vargas Lleras era un verdadero peligro para los colombianos. Por fortuna se cayó.
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