Lo que viví cuando era niño me marcó la vida: un ladrón encañonó a mi madre para intentar robarse su vehículo, mientras yo me encontraba en el asiento trasero. Vi cómo el delincuente arrancaba el carro conmigo, una imagen que se volvió un trauma que me acompañó hasta mi adolescencia.
Estas situaciones, lamentablemente, siguen haciendo parte del diario acontecer en las grandes ciudades, con un agravante: el crecimiento exponencial del narcotráfico impulsa las acciones criminales -sobre todo en las ciudades portuarias- porque les aporta una chequera inagotable. La única manera de contrarrestarlas y ofrecerle a la sociedad respaldo y tranquilidad es actuando, por eso hay que seguir golpeando a la delincuencia, como las recientes capturas que ha efectuado la Policía a miembros de bandas criminales que extorsionan y asesinan. Ese es el camino. Y garantizar que esos delincuentes permanezcan tras las rejas: ni un paso atrás.
Propongo cinco acciones para combatir la inseguridad, que constituye la principal preocupación de la ciudadanía barranquillera. La primera apunta a contrarrestar el delito del hurto, enfocado en un pie de fuerza especializado -no solo más policías para la calle-, que estén en capacidad de neutralizar cualquier acción criminal callejera. Y estos se traen con más recursos. La clave para que esta medida sea efectiva es una reacción inmediata, con tiempos de respuestas cortos.
Tenemos que trabajar en la prevención de los hurtos, para esto es fundamental unificar y usar la información que a diario se almacena en las diferentes bases de datos de la Dijín, la Policía, la Sijín, la Fiscalía, entre otras. De esta forma podremos trabajar en modelos predictivos y preventivos que les permitirán a las autoridades ser más efectivas en la prevención de delitos. Estos modelos se han desarrollado en otras ciudades con excelentes resultados. En seguridad es mucho más económico prevenir que reaccionar.
La segunda acción es tener otra Unidad de Reacción Inmediata (URI), porque no es suficiente una sola para judicializar a los delincuentes que diariamente son aprehendidos tras la comisión de un delito. Necesitamos otra con más jueces, policías, fiscales. Eso nos permitirá judicializar más rápidamente a los delincuentes y evitar que salgan a la calle nuevamente.
La tercera acción es capacitar y dotar a los uniformados. Esta lucha la libramos contra bandas organizadas, así que para eso nuestras instituciones necesitan todas las herramientas posibles para ejercer la fuerza del Estado contra los delincuentes. Necesitamos capacitación en inteligencia criminal, reforzar la Policía Judicial y recursos técnicos y logísticos.
Cuarta, frente a la lucha contra la extorsión, es necesaria la creación de un cuerpo élite, conformado por miembros calificados y dedicado exclusivamente a golpear a las bandas que han intimidado a los comerciantes. Aunque el Gaula tenga ese propósito, no podemos quedarnos ahí porque la situación amerita dar un paso más allá. Esto se logra con infiltrados e inteligencia. Hay que exigirles operativos de control al INPEC y entregarles aparatos para bloquear la señal de celular en las cárceles para que no puedan llamar a extorsionar.
Quinta, la articulación de una gran red de cooperantes, de la que hagan parte taxistas, industrias, gremios, bancos, las plataformas digitales, transportadores, comerciantes y empresas de vigilancia. Hay más de 25 mil vigilantes y más de 10 mil taxistas. Es todo un contingente que podemos usar para alertar sobre cualquier hecho delictivo que ocurra. Es cuestión de articularnos en una gran fuerza de prevención y reacción para cooperar con la Policía.
Esas acciones, sumadas a más inversión social con oportunidades de educación y empleo para que 70.000 jóvenes pasen de ser llamados ‘Ninis’ (ni estudian ni trabajan) a ‘Sísis’ (sí estudian y sí trabajan), son las claves para combatir la inseguridad en Barranquilla.
Por último, ¿por qué no reactivar el proyecto de la megacárcel? Es hora de resolver el tema los cupos carcelarios para que no haya excusas. Los bandidos deben estar tras las rejas.
Vamos a trabajar incasablemente para derrotar a los que quieren robarnos la tranquilidad. Barranquilla no se doblega.