En medio de los debates sobre el estado actual de Colombia, es esencial reflexionar con perspectiva histórica y evitar caer en narrativas simplistas y pesimistas. Es innegable que como sociedad enfrentamos desafíos significativos, pero afirmar que estamos peor que nunca es desacertado.
El crecimiento demográfico y la mejora en indicadores de salud son ejemplos claros de progreso. Desde 1960, la población se ha más que triplicado, mientras que la expectativa de vida ha aumentado notablemente, alcanzando los 73 años en 2021, la mortalidad infantil ha disminuido drásticamente, pasando de 135 por cada 1,000 nacidos vivos en 1960 a solo 13 en 2021.
El sistema de salud, aunque imperfecto, ha logrado avances significativos. La cobertura casi universal alcanzada actualmente contrasta fuertemente con el modesto 24% de cobertura en 1993, evidenciando un progreso substancial en acceso y equidad, especialmente para los más vulnerables.
En términos de pobreza, las cifras también muestran mejorías. La incidencia de pobreza ha disminuido de manera constante desde finales del siglo pasado, con una caída significativa tanto en pobreza general como extrema. La pobreza multidimensional ha mejorado notablemente, reflejando un mayor acceso a servicios esenciales para la población.
La educación también ha visto mejoras considerables, con un aumento en la inversión del PIB destinado a este sector. El promedio de años de escolarización ha crecido, y la tasa de analfabetismo ha descendido de manera consistente en las últimas décadas.
En el ámbito laboral, aunque persisten desafíos, se ha reducido el desempleo, especialmente entre jóvenes y mujeres, reflejando esfuerzos en la creación de oportunidades inclusivas.
Es crucial reconocer estos avances sin perder de vista los desafíos que aún enfrentamos, especialmente en términos de inequidades regionales y sociales. Construir sobre lo alcanzado requiere corregir las deficiencias existentes en vez de desacreditar los logros obtenidos. Colombia ha avanzado significativamente en las últimas décadas, aunque aún queda un largo camino por recorrer hacia estándares más altos de desarrollo y equidad.
Vender la idea de que todo lo estamos haciendo mal es un truco viejo, más cuando no se usan los datos de forma correcta y se amañan las cifras para generar pánico. Colombia es sin duda mejor que hace 50 años, pero aún lejos de las más evolucionadas naciones. El camino en todo caso no es destruir sino fortalecer el tejido social y empresarial, enriquecer la educación y fomentar una mayor inclusión. Esto no lo vamos a lograr destruyendo el sistema de salud o el del ahorro, sino corrigiendo sus defectos y falencias. Que no nos confundan.
* Senior Advisor de Kreab Colombia