El reciente accidente del venerable caballero en la carrera octava de esta ciudad con calle 43, cuando transitaba con su pequeño perro por la acera y fue atropellado por una motocicleta a toda velocidad que no solo lo arrojó varios metros peligrosamente sobre la vía, es una muestra más de los abusos que muchos de estos conductores, por supuesto no todos, vienen cometiendo en todos los barrios de la ciudad, como una indentiva novedosa, para ahorrar combustible, distancias, ganar tiempo. No supimos días después si el caballero arrollado sufrió lesiones graves o leves. Afortunadamente no falleció. Uno más en la lista, es el nuevo desorden, con estadísticas que llegan en el presente año a setenta y ocho fallecimientos por este mismo concepto.

Entonces no entendemos cómo en la nueva regulación que hizo la nueva dependencia del Distrito sobre el tránsito y la viabilidad de automotores en esta ciudad, expresivamente publicada en los diarios y noticieros, haya omitido establecer normas y reglamentación absolutamente necesarias sobre esta modalidad nueva delictiva de conductores sobre las aceras. Por favor autoridades respectivas, corrijan este error u olvido, es imperativo que ataquen desde ya mismo esta costumbre, además, en alto porcentaje, llena de insultos y ofensas de los motociclistas cuando se les hace un reclamo.

Se ha popularizado esta nueva modalidad, que se adquiere, suponemos por la rapidez a la cual se aspira, además de otras intenciones no confesables aquí. Pero no hemos visto a la autoridad en ninguna parte con excepción de la policía que, a pocos metros, comprobado, con la locomoción a pie, ven pasar raudo al infractor y sigue campante hablando por el celular con el amigo, la novia, la otra novia o la tercera. Pero sin inmutarse. Cuando en una ocasión reciente le dijimos: "¿Agente no vio la moto que pasó a su lado que casi lo arrolla?” contestó pausado, tranquilo, celular en la mano” ¿”Y qué quiere que haga, salir corriendo a pie persiguiéndolo?"

Lo que necesitamos es autoridad policial en el lugar y fuerte. La ciudadanía lo clama, lo necesita, lo requiere no solamente porque se trata de la vida humana de transeúntes sino porque si de algo tenemos falencia en estos momentos el habitante de la urbe es en el requerimiento de una autoridad eficiente. Ojalá la nueva era de Álex Char logre remediar esta falencia ciudadana porque así vamos a evitar nuevas muertes y heridos. No se nos olvida que el Jefe de la Policía en los municipios es el alcalde de turno como lo consagra la Constitución.