Lideres y lideresas de varias organizaciones sociales de Las Flores me dicen que en carta del pasado 21 de agosto le pidieron al alcalde Alejandro Char la instalación de un semáforo en la Vía 40 con calle 106, la calle principal de este anfibio barrio barranquillero. El 12 de septiembre, Laura Cantillo Guzmán, de la Oficina de Gestión de Tránsito de la Alcaldía, les respondió que se haría “un estudio técnico exhaustivo”.
Los floreños han venido implorando desde hace tiempo la instalación de ese semáforo. El motivo es que la Vía 40 partió a Las Flores en dos sectores. El barrio, según la tabla de un censo comunitario de 2019, tiene 10.908 personas y en la parte más poblada reside el 91,3%. Allí están las pescaderías, los restaurantes, el megacolegio Simón Bolívar, la vía a Puerto Mocho, las canchas de fútbol y basquetbol, la estación del Tren Turístico y malvive en un área marginal el segmento más empobrecido del barrio. En la otra parte, llamada ‘Barrio nuevo’, habita el 8,7%. En ese lado están los referentes institucionales: la Iglesia católica, el Instituto Educativo Distrital (IED) Las Flores, la Casa de la Cultura, la Casa del Adulto Mayor y el Punto de Atención en Salud Oportuna (PASO).
Esta desintegración vecinal también ocurrió en el barrio Los Olivos con los maletines de la Circunvalar. Y en la Vía de la Prosperidad los separadores provocaron la trituración automotriz de los cangrejos. Un crimen ecológico aún sin castigo.
Los moradores de Las Flores de ambos sectores tienen que cruzar la Vía 40 desafiando camiones, buses, carros y motos, y a lo largo de los años los accidentes producidos han dejado muertos y heridos. A los floreños les preocupa que la locomoción, en lugar de atenuarse, se va incrementando. De hecho, el tráfico de tractomulas en la Vía 40 se ha convertido en un desafío a la movilidad. Estos enormes camiones requieren de paleteros que, a la manera de agentes de tránsito, regulan la circulación con señales de pare y siga.
Los estudiantes del IED Las Flores son los más expuestos al peligro diario de accidentes, pues la mayoría viven en el sector más poblado del barrio y obligatoriamente deben atravesar la Vía 40 para atender sus actividades escolares y retornar a sus viviendas.
El semáforo de Las Flores debe estar pensado especialmente para proteger la vida del vecindario y su colocación convendría fijarse en el punto de la Vía 40 donde resulte técnicamente más conveniente. La solución semafórica de Las Flores debe poner término a sus angustias vehiculares de muchos años. Estoy seguro de que Alejandro Char y Ana María Aljure prestarán todo el interés a este clamor.
@HoracioBrieva