En el debate sobre Ciudad Mallorquín tal vez el argumento más repetitivo de Argos es que esa urbanización no se construye sobre bosque seco tropical. Argos, citando imprecisamente al Instituto Humboldt, autoridad nacional en biodiversidad, dice que el lote Pajonal, escenario del proyecto, no es bosque seco tropical sino un rastrojo, lo que crea la sensación de estar en presencia de una maleza sin valor ecológico, cuando lo que ha dicho el Humboltd es que el bosque seco tropical muestra algunas especies en los “estados sucesionales” siguientes: rastrojos 32,5%, bosques secundarios 33,4% y bosques maduros 22,3%. Es decir, que los rastrojos son bosque seco tropical.
Por su parte, la CRA en la resolución 0000829 de 2022 dice que el Pajonal es bosque seco basal. Allí se otorgó un aprovechamiento forestal que en realidad es una deforestación de un rastrojo el cual, siguiendo la conceptualización del Humboltd, era un bosque en transición tras pasar por muchos años de uso minero en manos de Cementos Caribe que luego fue absorbido por Argos.
La CRA, para el aprovechamiento forestal en el predio Pajonal, ha revelado un inventario de árboles, aves, anfibios, reptiles y mamíferos que no cabe en este espacio.
Hace poco unos vecinos de Ciudad Mallorquín publicaron un comunicado en este diario donde atacan a María Correa y a este periodista como si fuésemos sus enemigos. Lo que hemos criticado es que el megabarrio donde viven ha surgido de talar robles amarillos y desplazar guacharacas, sapos verrugosos, zorrochuchos y lagartijas de cuello rojo para solo dar ejemplos de las muchísimas especies afectadas.
El bosque seco tropical está en peligro en Colombia. Ese ecosistema de tierras bajas tenía unos 9 millones de hectáreas y quedan unas 720.000. El Humboldt ha pedido cuidar lo que queda.
El Plan Distrital de Desarrollo ‘Barranquilla a otro nivel’ del alcalde Alejandro Char dice que “es fundamental implementar acciones encaminadas a la recuperación de este ecosistema”. Coincide con el mensaje del Humboldt. Según el plan de Char, Barranquilla ha perdido entre 2002 y 2016 unas 2.120,47 hectáreas de bosque seco tropical. Eso no es injuria. Ni calumnia. Ni pánico económico. No dejemos que la codicia inmobiliaria arrase todo. Necesitamos bosques urbanos de acceso público. Los parques no son suficientes.
En Inglaterra acaban de condenar a 4 años y 3 meses de prisión a dos bellacos por mochar un árbol legendario con una motosierra. Aquí tendríamos que aplicar cadena perpetua. El nuestro es el mundo al revés: los pájaros les disparan a las escopetas. Por oponerme a la extinción del bosque seco tropical, Argos me denunció en la Fiscalía.
@HoracioBrieva