Conocí el HSJD en Santa Marta, desde niño, cuando mi padre a propósito por su amor a la Patria, himnos y música, nos llevaba al desfile de la Banda de la Policía que detenía el trafico enfrente de las urgencias del Hospital. Nosotros vivíamos en la calle Santa Rita, a solo unas cuadras del hospital y el mar que golpeaba en la Tajamar, que en ocasiones la atravesaba y se entraba al hospital. Posteriormente, el mar avanzaba el Centro medico, donde tuve mi primer consultorio como internista. Son muchos los recuerdos de la Avenida Santa Rita, vecinos de la Gota de leche, institución más importante de salud de la época.

San Juan de Dios es reconocido como el patrón de los enfermos, los enfermeros, los hospitales y los bomberos. En resumen, el hospital lleva el nombre de San Juan de Dios en reconocimiento a su labor como fundador de la orden que se dedica a la atención hospitalaria y a su legado de cuidado a los enfermos y necesitados. Es el nombre más usado en Colombia y aún en muchos países de habla hispana. Fundado en 1746, al lado del Convento de San Rafael, atendido por las hermanas de La Presentación, las cuales fueron desalojadas posteriormente, después de haber mantenido el hospital, como tacita de plata. Veía el hospital frecuentemente, y me hizo mucha falta, cuando nos volvimos vecinos de la Avenida del Libertador, muy cerca del colegio, el Liceo Celedón.

En una ocasión, llevamos a la persona que nos atendía en la casa, cuando se cortó un dedo, y mi mama lloró mucho para, que no la amputaran. Se salvó el dedo. Después, también recuerdo, cuando iba a visitar a mi compañero de 1º de Bachillerato.

Posteriormente, me fui a estudiar Medicina en Medellín, de donde regresé al San Juan de Dios, a trabajar como médico de planta, en salas y urgencias. Posteriormente, como médico especialista en Medicina Interna y Jefe de Atención médica, donde, conjuntamente con el Director y Cardiólogo amigo, Eduardo Barreneche, creamos en una dura carrera la Unidad de Cuidados Intensivos, debido a la alta mortalidad de pacientes, que posteriormente, logramos salvar, iniciando el uso de ventiladores, catéteres especiales y primeros marcapasos. Sin especialistas suficientes, nos tocó iniciar con los médicos rurales, algunos de ellos, ahora intensivistas. Trajimos otras innovaciones, como la 1ª diálisis renal, confirmación del primer caso de hepatitis fulminante de La Sierra Nevada, por virus delta, la eliminación de la fiebre amarilla y otras patologías.

Muchas fueron las alegrías y las tristezas, al poder ayudar a tantas personas, en la época en la que la medicina era de caridad. Los médicos no tomábamos tinto, sino por necesidad, en los pocos momentos que necesitábamos mantenernos despiertos. Pero la comunidad en general nos quería mucho y nos ha querido siempre, esa ha sido nuestra mejor retribución.

Cuando Santa Marta cumple los 500 años de fundada, debemos recordar siempre, al hospital San Juan de Dios y a sus trabajadores porque durante más de dos siglos y medio, prestó grandes servicios en salud a los habitantes de toda la Costa y sus visitantes, dándole paso en 1991, al moderno hospital Universitario actual.

El hospital, funcionaba, aun, poniendo parte de nuestros salarios para mantenerlo abierto, lo lavábamos y cuidábamos, sus propios trabajadores, durante jornadas que, en ocasiones me tocaron liderar. Conservando por encima de todo el respeto a los pacientes, sin distingos de EPS o Medicina prepagada. Aquí vale la pena recordar las palabras del Papa Francisco Hospital, un lugar donde el ser humano se quita la máscara y se muestra tal cual es, en su verdadera esencia. Esta vida pasará rápido, no pelees con la gente, no critiques tanto tu cuerpo".