Petro, sabemos, detesta a Barranquilla. Pero aún queda algún petrismo, aquí somos ancestrales contravía, y padecemos de incorregible masoquismo. Son tantas las señales de su animadversión hacia nosotros, que sería muy largo volver a mencionarlas. Petro no desmaya. Cartagena cae en sus odios, pero no en forma tan marcada. Los senadores Meisel y Gómez Amín, acompañados por otros de nuestros parlamentarios, han interpuesto y ganado varias demandas para anular la absurda valorización que pretenden aplicarle a la carretera Barranquilla-Cartagena; pero nada, el petrismo apela, insisten, se empeñan en cobrarla. Lo que más le mortifica al orate presidente es que Álex olímpicamente lo ignora, ni le va ni le viene, está en lo suyo sin necesitarlo para nada. Puede uno imaginar la urticaria que le produjo la última encuesta, donde Álex resultó con más de ¡veinte puntos! por encima del segundo, Dumek Turbay, y de ‘Fico’, el de la odiada Medellín, que resultó tercero, ambos con el sesenta y pico, mientras Petro, en reversa, no llega al treinta. Ahora la urticaria seguro se le convirtió en fiebre altísima y fuertes convulsiones, pues mientras estúpidamente se dedica a pelear con los gringos, Álex logró que la Ocde realizara aquí su foro local, por primera vez en la historia por fuera de Europa, que su sede es París.
Se trata de un evento que reune delegaciones de 96 países para intercambiar experiencias y conocimientos sobre innovación territorial y políticas públicas en aras de un desarrollo global para la transformación local. Se escoge Barranquilla precisamente por ser ejemplo mundial, dada la transformación de la ciudad, y el éxito obtenido en la aplicación de las políticas públicas implementadas por el alcalde. Ocde, además de significar numerosas e importantes visitas, nos convierte en vitrina mundial de exitosas experiencias, y pondrá a Barranquilla en el foco del desarrollo regional y urbano de América Latina. Tremendo triunfo internacional de Álex, porque no vienen a enseñar, sino a aprender del alcalde, que nos ha traído a otro nivel.
Hay que evitar que los visitantes miren hacia la nación, porque allá no hay sino embarradas. Que les quede claro que Barranquilla es una cosa, y Petro otra muy distinta: un orate que no tiene ni idea de políticas públicas, y que cree que puede pelear hasta con USA. Ojalá les quiten la visa a todos los funcionarios, y a los que acompañan a su nefasto gobierno.
Coletilla: Total solidaridad con Horacio Brieva, inexpugnable defensor de los intereses de Barranquilla y el Caribe.
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