El embarazo de una adolescente y la maternidad temprana son situaciones ilógicas y caóticas que coartan el goce pleno de la niñez. Además, por lo general, definen un horizonte de riesgos y vicisitudes tanto para la madre como para la criatura por venir. Las relaciones sexuales y uniones maritales a temprana edad, la falta de educación sexual, la violencia sexual, sumadas a las condiciones de pobreza y desigualdad son causas identificadas de esta problemática en América Latina y el Caribe.
El cálculo de la ONU es que 1,6 millones de adolescentes dan a luz cada año en América Latina y el Caribe, lo que representa que cada 20 segundos una menor se convierte en madre.
En el informe sobre las consecuencias socioeconómicas del embarazo en adolescentes, el Fondo de Población de las Naciones Unidas indica que pese a que, en los 15 países analizados (incluido Colombia), entre 2010 y 2024 se presentó una notable disminución en la Tasa Específica de Fecundidad Adolescente (TEFA), tanto en el grupo de 15 - 19 años, como de 10 - 14 años, pasando de 73,1 a 50,6 y de 3,6 a 2,3, respectivamente, la región tiene la segunda TEFA más alta del mundo solo superada por África subsahariana. Además, el 67 % de los embarazos en adolescentes no son intencionales.
A pesar de que durante los cinco años anteriores a la pandemia la TEFA se redujo en un 18 % para ambos grupos de edad, entre 2020 y 2024 hubo una desaceleración en la reducción de la tasa, solo se logró disminuir en un 8 % para ambos grupos etarios.
A las jóvenes se les limita la educación y la actividad laboral: el informe determinó que solo el 7 % de las madres adolescentes alcanzaron educación superior versus el 19 % de las madres a edad adulta; las madres adolescentes tuvieron un 23 % menos de ingresos laborales que las que lo fueron en etapa adulta; y, mientras que las primeras registraron una tasa del 42,7 % de inactividad laboral, la de las madres en la adultez fue de 37,9 %.
El costo total estimado del embarazo en adolescentes y la maternidad temprana es de USD 15 300 millones: en promedio, el 1 % del PIB combinado de los 15 países.
Es perentorio darle prioridad a la política pública para prevenir la gestación juvenil y atender a las gestantes; resulta apremiante y necesaria la protección de las niñas y adolescentes embarazadas o madres, a quienes se les deben garantizar todas las oportunidades para su desarrollo, al igual que para sus bebés, con el objeto de que logren su bienestar pleno.
@Rector_Unisimon