Una manera de saber cómo va Ecopetrol es observar el precio de su acción, si se valoriza o desvaloriza. Porque los precios de las acciones aumentan cuando a las empresas les va bien y disminuyen cuando les va mal.
También cuentan en su precio los aciertos o errores de los administradores de Ecopetrol, en este caso del presidente Gustavo Petro, de Ricardo Roa y de la mayoría de la Junta Directiva, que tienen todo el poder porque controlan el 88,5 por ciento de sus acciones.
Y Ecopetrol está enviando un mensaje negativo de graves repercusiones: que el precio de la acción cayó 41 por ciento entre los meses de marzo de 2022 y 2025, desvalorización que golpea el patrimonio del Estado y de 260.000 accionistas privados.
En contraste, en ese mismo lapso, Petrobras, la petrolera del Estado brasileño, equiparable a Ecopetrol, valorizó sus acciones en 15,6 por ciento, con lo que le marca una diferencia total negativa de 56,6 puntos porcentuales a la colombiana, es decir, a su gerencia y al gobierno que la controla.
También como reflejo del mal gobierno de Petro y de sus administradores en Ecopetrol, en 2024 y 2025 dos firmas que evalúan empresas, JP Morgan y Fitch Raitings, le redujeron la calificación, castigo que afecta el precio de la acción y en el que seguramente influyen los incontables disparates antipetroleros de Petro.
El primero, que Petro impuso que en su gobierno no se firmarían nuevos contratos para buscar hidrocarburos, a pesar de que Colombia tiene petróleo para pocos años, está importando gas y su economía tiene una gran dependencia de esos combustibles, que se seguirán consumiendo por décadas en el mundo. Y acompaña este disparate con un discursillo de falso ambientalismo sobre el cambio climático y la transición energética, tan desenfocado que lo deja en ridículo ante el mundo.
En la caída del precio de la acción también cuenta que Petro mantenga a Ricardo Roa en la presidencia de Ecopetrol a pesar de los comentarios de Control Risk, de la acusación por corrupción en la campaña presidencial de Petro y de denuncias sobre relaciones non sanctas con contratistas de la petrolera, incluido el reciente escándalo de comisiones en Hocol.
Es seguro que suma en las malas notas de Ecopetrol que Roa y la mayoría de la Junta Directiva invirtieron una plata importante para hacer un negocio petrolero con la Oxy en Estados Unidos y luego recularon, sumisos, ante una opinión de Gustavo Petro. ¿No son de los peores los directivos de junta incapaces de contradecir cuando deben hacerlo?
Fue escandaloso y dañino el seudo ambientalismo de Susana Muhammad para sabotear que Ecopetrol avanzara en la exploración de gas en el Caribe, atentado contra Colombia que Petro acompaña con su ridículo de plantear importarlo de Catar –a más de trece mil kilómetros del país–, en vez de adquirirlo en el vecindario. Además extraño, ¿o no?
Y sin que medien estudios ni recursos suficientes para el petróleo y el gas, Petro se empecina en imponerle a Ecopetrol invertir en los costosos negocios de la inteligencia artificial y las energías alternativas, debilitándole aún más sus finanzas, y además sacándole para el Gobierno dividendos por 7,8 billones de pesos que seguramente respaldarán la campaña electoral petrista.
@JERobledo