El cambio en las Naciones del planeta inicia con el voto ciudadano correcto. Cada ciudadano elector debe elevar su cultura política y democrática para votar: informada, consciente y libremente.
Éste es el camino seguro para sufragar solo por los mejores presidenciables, capacitados, transparentes y éticos. No existe otra vía para elegir el presidente correcto y no fallar en el intento.
Cada ciudadano elector con su voto es el único responsable del cambio y futuro de su país. Sin embargo, es usual observar cómo después de elegir un presidente, en la mayoría de los países del mundo las grandes mayorías suelen arrepentirse de haber depositado su voto por la persona equivocada, quien una vez en el poder consideran no representa los más caros intereses sociales, razón por la cual sienten haber sido objeto de una estafa.
La explicación de tan catastrófico fenómeno político es muy sencilla. En ninguna parte del mundo se enseña al ciudadano elector a votar correctamente, ni siquiera a participar efectivamente valorando su voto como determinante sin distingo alguno en la adopción de políticas públicas, encaminadas al beneficio de cada hogar de su Nación.
La conclusión forzada es que el ciudadano elector promedio universal, llega a las urnas sin hacer un examen profundo de las condiciones que rodean al presidenciable.
No obstante, llama la atención que en no muy pocos casos, muchas veces el elector conociendo antecedentes inclusive criminales del presidenciable, hace caso omiso de su historial delictivo para votar por un delincuente, como si tal circunstancia fuera de poca monta para el futuro de su país.
Es así como el ciudadano elector promedio deposita su voto en las urnas desde la ignorancia, movido algunas veces por intereses mezquinos, otras lo hacen por estar presa del miedo o de la ira. Pero la mayoría de las veces vota irresponsablemente ignorando las condiciones: familiares, personales, propuestas de gobierno y antecedentes del presidenciable, e inclusive conociendo aquellos antecedentes prescinde del historial criminal del presidenciable.
Que las elecciones presidenciales sean consideradas una estafa se justifica desde la falta de cultura política y democrática, explicación ampliamente teorizada por estudios reconocidos por su rigor a nivel científico mundial.
Entonces el ciudadano elector promedio se siente estafado en su voto porque: 1.- no tiene la estatura cultural para entender que ganó el candidato opositor; 2.- no acepta las políticas públicas implementadas por el candidato ganador; y, 3.- prontamente no se siente representado por el candidato ganador.
Los anteriores son solo tres escenarios de muchos posibles que explican el fenómeno de la “Estafa de las Elecciones”. Sin embargo, se puede concluir en dos grandes vertientes el pensamiento del ciudadano elector promedio: 1.- No tiene suficiente cultura política y democrática; y, 2.- No conoce como elegir el candidato presidencial correcto.
@orlandocaba