En 1997, mi mamá me subió a sus hombros en el Estadio El Campín para que pudiera ver a mi artista favorita de todos los tiempos: Shakira. Ese día me regaló una foto de ella, con su larga melena negra, que compramos afuera del estadio. Aún conservo esa imagen, un tesoro que siempre me llevará a ese momento tan especial de mi infancia.
En mi casa, Michael Jackson, el ídolo musical de mi hermano, perdió la batalla sonora, porque Shakira, la barranquillera, dominaba nuestro desayuno, almuerzo y comida. Pies Descalzos sonaba sin descanso en mi Discman y en el de muchas niñas de mi generación. Pero Shakira, para mí, era más que su música: representaba un modelo de mujer valiente, que nunca tuvo miedo de soñar, de vivir el amor con intensidad, de honrar sus raíces árabes, de rendir tributo a su ciudad y a su país, y de abrirse camino en una industria que no estaba hecha a su medida. Crecí viendo en ella un símbolo de independencia, coraje, cultura, crítica social y fidelidad a sus principios.
Cualquier tributo que le haga siempre se quedará corto. Shakira ha sido la embajadora musical de Colombia en tres mundiales, en el espectáculo de medio tiempo del Super Bowl, en los premios Grammy y Latin Grammy, e incluso en la posesión de Barack Obama en 2009. De hecho, en 2011, Obama la designó como integrante de la Comisión Asesora de la Presidencia para la Educación de Excelencia para Hispanos. Pero más allá de su éxito global, Shakira ha sabido canalizar su influencia para impulsar una de sus mayores causas: la educación. A través de su Fundación Pies Descalzos, ha beneficiado a más de 224.000 niños, niñas y jóvenes en Colombia, apoyado a 38.000 familias y capacitado a 12.000 docentes.
Para esta columna, hablé con Daniella Cura, musicóloga, feminista y, como muchas de nosotras, parte de la generación que creció con la música de Shakira. Para ella, Shakira es el reflejo musical de los ritmos globales que confluyen en Barranquilla, una artista que mezcla sonidos del mundo sin perder su esencia. Y lo dice mejor que nadie: “Shakira te enseña cosas, no solo te da lo que te gusta, también te da lo que no sabías que te gustaba”.
Barranquilla, Colombia, el Líbano y el mundo siempre te agradecerán por haber dado al mundo a una artista como Shakira, quien, sin importar en qué rincón del planeta esté, nos recuerda que en Barranquilla se baila así.
@tatidangond