El aeropuerto Internacional Ernesto Cortissoz en jurisdicción de Soledad que presta servicio al Atlántico y por supuesto a Barranquilla tiene una tardanza histórica en su remodelación tan necesaria y urgente. Y es necesaria y urgente porque el flujo de pasajeros de entrada y salida con las estadísticas anuales ya lo posicionan como el tercer aeropuerto del país sobre todo en el tráfico de extranjeros. Y la verdad es que, si bien el antiguo depositario del contrato de remodelación hizo hasta lo imposible para continuar las obras, la verdad es que el gobierno nacional le demoró demasiado el cumplimiento de las cuotas pendientes de pago del contrato respectivo. Y de ahí en adelante todo se convirtió en esperas, promesas, nuevos estudios y nueva esperanza para los gobiernos regionales y los frecuentes usuarios.
En resumen, una vez más estamos burlados por Aerocivil que es la entidad que responde por estas tardanzas y descuidos. Últimamente apareció en los medios una noticia casi indiferente que anunciaba la aprobación de nuevas partidas, es decir una manera de renacimiento de obras, pero ya es tanta la experiencia de los engaños y las mentiras que no sabemos a qué atenernos. Mientras tanto observamos que hacía Cartagena como Medellín, Cali y varias más se avanza en la modernización y tecnologías, en reformas, lo cual nos alegra y creemos que dichas urbes lo merecen, pero creemos que ya llegó la hora de que este gobierno atienda las necesidades de Barranquilla y el Atlántico. No necesitamos limosna sino justicia. No exigimos atención sino operación, efectividad.
Las incomodidades actuales son deprimentes. Recientemente un amigo extranjero que utilizó servicios en nuestro aeropuerto nos comentó con cierta prudencia que “tuve que esperar un rato al ir a utilizar el baño de hombres porque había fila de necesitados y solo dos inodoros”. Afuera en los corredores, agregó, había 100 personas haciendo trámites como usuarios. Pero siempre es así con nuestras necesidades y la atención desde la capital porque tenemos educación para reclamar y una paciencia que Dios nos dio como premio de tolerancia. Como estamos dizque en el gobierno del cambio esperamos eso si un cambio en este sentido, quizás en el único sentido, para ver si se convierte en una realidad por fin una de las tantas promesas emitidas. Porque tenemos ya una colección de ellas que están a la espera. y bueno, también tratando de no seguir soñando porque con lo mucho que nos quieren en la capital hasta de pronto de un plumazo nos borran de la lista de obras por ejecutar.