Colombia, un país de exuberante biodiversidad y una rica cultura, enfrenta una batalla silenciosa que amenaza su futuro: la triple amenaza de la falta de educación, la escasez de oportunidades y una mentalidad arraigada en la pobreza.
Es como una plaga que se propaga lentamente, infectando los cimientos de nuestra sociedad y perpetuando un ciclo de desigualdad que parece interminable. La falta de acceso a una educación de calidad, especialmente en las zonas rurales y marginadas, limita las aspiraciones de millones de colombianos. Jóvenes con un potencial infinito se ven obligados a abandonar sus sueños ante la falta de oportunidades laborales dignas, algunos tomando el ilusorio paraíso de la delincuencia. Y la mentalidad de pobreza, transmitida como una saga de generación en generación, crea una barrera invisible que impide a muchos creer en un futuro mejor.
Esta combinación letal tiene consecuencias devastadoras para nuestro país. La violencia, la inseguridad, la corrupción y la desigualdad social son síntomas de un mal más profundo que debe ser erradicado de raíz. Si no invertimos en educación, si no creamos empleos dignos y si no cambiamos nuestra mentalidad, estaremos condenados a repetir los mismos errores del pasado.
Pero no todo está perdido. Colombia es un país resiliente, con un pueblo trabajador y lleno de esperanza. La solución a este problema complejo requiere de un esfuerzo conjunto de todos los actores de la sociedad: el gobierno, el congreso, el sector judicial, el sector privado, la academia y la ciudadanía en general.
Necesitamos políticas públicas que garanticen el acceso a una educación de calidad para todos, disruptiva, desde la primera infancia hasta la educación superior. Debemos fomentar la creación de empresas y generar empleos dignos en todos los sectores de la economía. Y, sobre todo, debemos trabajar para cambiar la mentalidad de pobreza, promoviendo una cultura de emprendimiento, innovación y optimismo.
La tarea es ardua, pero no imposible. Es hora de que cada colombiano asuma su responsabilidad y se comprometa a construir un país más justo y equitativo. Es hora de que la educación, las oportunidades y una nueva mentalidad se conviertan en los pilares de nuestro desarrollo. ¡Juntos podemos lograrlo!
Carmelo Valle Mora
Abogado, emprendedor, empresario y líder social.