No sé si serán vainas de la edad, pero no hay duda que entre más viejos más deseamos que los positivos cambios sean más rápidos porque la idea es conocerlos y usufructuarlos por el mayor tiempo posible. No puedo hablar por otros, pero en el caso mío cada vez que un amigo o conocido fallece, lo cual ahora resulta ser más frecuente, enseguida pienso: ¡Pobre! No pudo conducir a Santa Marta o a Cartagena por verdaderas autopistas, ni viajar desde un verdadero aeropuerto, sabiendo que esas son obras cuyas inversiones no dependen del Distrito ni de la gobernación, y que desde el altiplano son y han sido siempre más que cicateros con lo que por derecho nos correspondería como ciudad y como región Caribe, sin que se avizore un futuro más justo y equilibrado respecto a las por décadas cuantiosas inversiones del gobierno central en la Colombia andina.
Ante esta innegable realidad y para poder disminuir ese odioso desequilibrio que condenó a que Barranquilla se rezagara en el concierto nacional, hace unos 20 años durante la alcaldía de Hoenigsberg, nos ingeniamos para construir unas obras de mayor proyección financiadas por los barranquilleros mediante el sistema de valorización. Luego llegó Alex Char con un magnífico equipo y reestructuraron las financias del Distrito para contar la ciudad con recursos propios suficientes para suplir lo que desde Bogotá nos han negado siempre. Y con estos se inició la adecuación de escuelas públicas, se creó la mejor red de atención para la salud, se pavimentó la malla vial del suroccidente y suroriente, se sembraron unos 250.000 árboles adultos para minimizar el calor tropical del Caribe, y de cero pasamos a más de 285 parque nuevos y muy bien mantenidos, así como a bulevares y glorietas con bellos jardines. El nuevo malecón de 5.5 Km. de longitud merece un capítulo aparte, por primera vez se abrió Barranquilla al río que le dio origen a su nacimiento y desarrollo, y finalmente el eco-parque Mallorquín, la playa de Puerto Mocho con su trencito y el llamado Malecón del Sur en Rebolo.
Todos estos positivos cambios han ido modificando en el interior del país y en el exterior la percepción de ciudad descuidada y atrasada, por una nueva de ciudad progresista y de rápido desarrollo, lo que la convirtió en atractiva para la inversión, y sobre todo para vivir en ella, disparando la construcción de nuevas unidades de vivienda de todos los estratos. Y así como ha habido un apreciable cambio en lo urbano también se destaca una considerable inversión en lo social. Por todo lo anterior, aunque el panorama nacional se percibe incierto y preocupante por un desgobierno que ha afectado la seguridad y la estabilidad del país, Barranquilla continúa su senda de progreso y espero que así siga en el 2025. ¡A mis lectores les deseo un venturoso Año Nuevo!
@nicorenowitzky