La Paz Total, que rápidamente se salió de control debido a la falta de planeación y método, está desatando un verdadero caos que ya se siente en muchas regiones del país y que, si sigue como va, tendrá graves repercusiones políticas y económicas. El Gobierno insiste en mirar para otro lado, o en distraer la atención con otros temas para que el asunto pase a segundo plano.

En medio de las negociaciones, los antiguos guerrilleros se han vuelto paramilitares –y viceversa–, y se han creado nuevos grupos armados organizados. Como si fuera poco, ahora hay disidencias de las disidencias, y sus cabecillas pontifican desde los micrófonos, como sucedió hace unos días con alias Walter Mendoza, disidente de la ‘Segunda Marquetalia’ (que es a su vez una disidencia de las extintas Farc).

A medida que se abren más y más mesas de negociación, la estrategia de ceses del fuego intermitentes ha generado la proliferación de áreas del territorio con baja presencia de la Fuerza Pública. En otras palabras, Colombia se está llenando de ‘Caguanes’. Ya ha habido ceses con el Eln, Emc (ala ‘Mordisco’), Coordinadora Nacional Ejército Bolivariano; Agc o ‘clan del Golfo’; Autodefensas Conquistadores de la Sierra Nevada; Segunda Marquetalia (‘Iván Márquez’), Comuneros del Sur y EMB (ala ‘Calarcá’), pero no son estables ni duraderos, y el remedio termina siendo peor que la enfermedad.

La consecuencia natural es el aumento de los cultivos ilícitos. Este año la cifra llegará a más de 300.000 hectáreas, un incremento de por lo menos 10 por ciento frente al año pasado.

Es urgente retomar el control territorial. Mientras el presidente Petro hace promesas vacías e instiga sus bodegas contra quienes estamos contándole al país sobre la gravedad del escenario actual, los grupos armados organizados campean a sus anchas.

Ha vuelto a ser pan de cada día escuchar noticias sobre atentados, combates, disputas territoriales y asesinatos. En la mitad de ese caos, a merced de la violencia, queda la gente. La cosa es tan grave que, esta semana, el gobernador de Nariño, Luis Alfonso Escobar, gran aliado del Presidente, aseguró que “la guerra campea en más del 65 por ciento del territorio del departamento”.

Sin seguridad no hay desarrollo posible. Por eso, el próximo gobierno tendrá que darle prioridad a retomar el control territorial. Más aún, el deterioro de las condiciones de seguridad se ha extendido por fuera de nuestras fronteras. El caso del Ecuador es aterrador: allí el panorama es similar al de Colombia en los años 80 y 90. Los tentáculos del narcotráfico ya han llegado a países como Argentina (siendo la ciudad de Rosario un punto de referencia) y Chile.

Todo esto apunta a la necesidad de una estrategia continental, impulsada por Estados Unidos, que le permita a Colombia obtener recursos adicionales que requiere nuestra Fuerza pública, para que nosotros, a nuestra vez, prestemos apoyo en otros lugares del continente. Esta puede ser una buena iniciativa para que impulse el designado secretario de Estado Marco Rubio, con el apoyo del recientemente elegido senador Bernie Moreno.

La situación fiscal del país es lamentable. Si no encontramos desde ya los recursos para restablecer el control del territorio, nos va a tomar mucho tiempo reparar el daño que ha causado la Paz Total. Además, es necesario enfocar los esfuerzos en la implementación del acuerdo de paz con las Farc, empezando por el relanzamiento de las 16 zonas Pdet (Planes de Desarrollo con Enfoque Territorial). Es impostergable que los mejores talentos del país se alisten para gerenciar cada una de ellas.

Pero ante todo, tenemos que cambiar el estilo de gobierno. El sello distintivo del gobierno Petro es que no rinde cuentas. Sumergido en las redes sociales, el Presidente nunca se para frente al país a explicar algo. Él prefiere siempre el papel de víctima: su estrategia es evadir la realidad, asegurando que el país está en deuda con él. Ya sea por su historia personal, su origen o su carrera política... siempre le salimos todos a deber. La verdad es que no: el presidente es Gustavo Petro, y es él quien está en deuda con todos nosotros.

@MauricioCar