El primero en festejar públicamente la elección del nuevo magistrado de la Corte Constitucional fue el propio Petro, quien la calificó como “un gran triunfo”. Habrase visto tanta desfachatez. Se comenta que fueron muchas las llamadas personales del presidente para ambientar la candidatura del doctor Polo.
A la labor también se aplicó, y en qué forma, la totalidad del Gobierno, comenzando por el ministro Cristo, muy efectivo y pragmático en el manejo del Congreso. En pocas horas logró darle la vuelta a una reñida elección en donde parlamentarios sostienen que se movieron todo tipo de compromisos. Muy pronto lo podremos constatar.
En la contienda se estrenó el Dr. Gregorio Eljach, procurador elegido, sobre quien yo ya había advertido que jugaría un papel preponderante en la elección de los nuevos magistrados y hasta la propia Contraloría se involucró. Otro que reclama victoria como Petro es el antiguo registrador Álex Vega, que se empleó a fondo para movilizar la colectividad de ‘la U’, de la que hoy es su director. Puedo imaginar cuán felices estarán los actuales magistrados de la Constitucional Vladimir Fernández, Natalia Ángel y Juan Carlos Cortés, quienes verán consolidar su influencia en apoyo de todo cuanto tramite este gobierno.
Capítulo muy especial merece el glorioso Partido Liberal, fuerza determinante en este proceso. ¿Qué motivación habrán tenido los Gaviria para en pocos días (recordemos lo ocurrido en la convención, donde el Gobierno trató de destronar al expresidente), sin ningún rubor alinearse con el candidato de Petro?
He tenido relación profesional con el doctor Polo desde hace años. Siendo yo senador y él miembro de mi unidad legislativa, sacamos adelante, entre muchas otras iniciativas, la creación de la figura de las SAS y la tipificación de la responsabilidad de las personas jurídicas en temas ambientales. En reunión con él la semana anterior, le pedí que diera un parte de tranquilidad a la opinión pública expresando públicamente lo que nos había transmitido en privado, o sea que como magistrado jamás avalaría una constituyente que no se ajustara al art. 376 de la Constitución nacional, que tampoco apoyaría prorrogar el mandato de Petro y por ningún motivo alterar el calendario electoral, ni ningún decretazo o rupturas del orden institucional. No lo hizo. Supongo que en sus cálculos primó no poner en riesgo el apoyo ya conseguido del petrismo.
Que la totalidad de los parlamentarios del Pacto Histórico y sus más fieles aliados se jugaran a fondo en su elección es bastante diciente. El país se pregunta, y con razón, qué tipo de acuerdos habrán mediado este apoyo. Después de la elección, Polo queda con una infinita deuda de gratitud, no con el Consejo de Estado que lo ternó, sino con el Gobierno, que lo eligió. La misma partitura de la elección del procurador.
En mayo del próximo año termina su periodo la magistrada Cristina Pardo, para cuyo reemplazo corresponde a Petro elaborar la terna de candidatos. Con esta elección el Gobierno consolida sus mayorías en la Corte Constitucional y se habrá perdido la última trinchera de la institucionalidad y la democracia. Por eso la elección del martes pasado era crucial, lo cual en nada impidió que los partidos políticos y sus parlamentarios prefirieran negociar su voto. Esta elección valía oro, y oro se pagó.
Con la seguridad de tener una Corte ‘amiga’ de las reformas llamadas progresistas, este gobierno ya no tendrá el más mínimo cuidado ni en el fondo ni en la forma en que presenta y tramita sus nefastas iniciativas. Y si ya contaban con las mayorías suficientes en la Cámara, ahora también han demostrado tenerlas en el Senado. Difícil será detener esta aplanadora del Gobierno.
Me preocupa la elección de las dos plazas cuyas ternas enviará la Corte Suprema por la posibilidad de que se repita lo visto esta semana. Podemos estar ad portas de lo ocurrido en Venezuela cuando Maduro tomó el control del Tribunal Supremo, que posteriormente le avaló su constituyente y que desde entonces lo mantiene en el poder. Y no perdamos de vista que el siguiente objetivo, y ya en marcha, es tumbar al actual registrador y apropiarse de la organización electoral.
Cómo hacer para que el país entienda que simplemente Petro y sus compinches no contemplan irse del Gobierno. ¿Es tan difícil?