Es necesario abordar los retos a los que se enfrentan las niñas, promover su empoderamiento y el cumplimiento de sus derechos. La desigualdad entre niños y niñas sigue estando presente y empieza a temprana edad; en la mayoría de los países, las mujeres y las niñas continúan realizando la mayor parte del trabajo no remunerado en el hogar, llegando a subestimar el impacto que estas responsabilidades domésticas tienen en su capacidad de tomar decisiones y de tener el poder sobre sus propias vidas.

Resulta fundamental reconocer que los desafíos más grandes que enfrentan las niñas están relacionados con las actitudes, prácticas e ideologías profundamente arraigadas en las tradiciones y normas sociales de cada país. De ahí, la importancia de solucionar la desigualdad y la discriminación, invertir en la educación y crear un entorno propicio para empoderarlas, de modo que puedan hacer sus sueños realidad y gozar de un desarrollo integral.

El empoderamiento, o el proceso de fortalecer conocimientos y capacidades para ejercer el poder y tener la libertad, información y apoyo para tomar decisiones y actuar por hacerlas realidad, es una estrategia clave para superar las desigualdades de género que afectan a millones de niñas y adolescentes en la región de América Latina y el Caribe. Más aún si consideramos que con el auge de la digitalización, las niñas son cada vez más objeto de ataques y acoso en línea.

La UNESCO sostiene que el empoderamiento desde la infancia es clave para avanzar en la igualdad de género, apoyar su formación y plena capacidad para hacerse oír y escuchar sus ideas como motores del desarrollo sostenible y la paz.

Doce años después de su creación, la UNESCO rinde homenaje a las múltiples maneras en que las niñas transforman nuestra forma de vivir, aprender y abogar por un mundo justo, a través del lema La visión de futuro de las niñas, una manera de empoderar, amplificar sus voces y apoyar su capacidad de acción para dar forma a estrategias y políticas que garanticen un futuro mejor para todos. A pesar de los avances, 122 millones de niñas siguen fuera de la escuela. Dentro de este marco es primordial la importancia de derribar las barreras, especialmente en los campos STEM (ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas, en sus siglas en inglés).

Las necesidades, vulnerabilidades y capacidades específicas de las niñas exigen una atención y un reconocimiento específico en las políticas relacionadas con la eliminación de la violencia contra la infancia. Vale la pena tener presente que las niñas son poderosos agentes de cambio que crean conciencia, se apoyan mutuamente, ayudan a las comunidades vulnerables, exigen cambios y sugieren soluciones para lograr justicia social, más equidad e igualdad en todo el mundo.

Pensemos en formar una generación de mujeres líderes, emprendedoras y creadoras de cambio desde la infancia.