Hace 5 meses escribí una columna advirtiendo que el riesgo de apagón bajaba solo por un par de años. Sin embargo, me equivoqué, pensé que el sistema podría aguantar un poco más y que su abatimiento iba a estar dado por el incremento del consumo energético del país, el cual es mayor que la nueva entrada de proyectos de generación de energía renovable. Pensé, además, que el sector industrial iba apalancar ese crecimiento, pero el sector industrial no ha podido despegar y ahora nos toca priorizar el gas para electricidad y quitárselo al transporte.

Lo triste de la historia es que el problema se agudiza solo casi un semestre después de una gran crisis eléctrica por la inoperancia del país y los dirigentes nacionales. No es posible que bajo el panorama que tenemos y la experiencia que acabamos de tener en la sequía, aún estemos empecinados en ponerle llave a las únicas fuentes de energía que le dan respaldo y confiabilidad al sistema. Mientras tanto, ¿dónde está la Unidad de Planeación Minero Energética (UPME), el Ministerio de Minas, el de Ambiente, la ANH y la ANM? Todos son responsables de la crisis energética que se avecina.

No han entendido que el sistema energético nacional pierde cada vez más confiabilidad, porque están queriendo cargar la demanda energética en fuentes que dependen de variables climáticas y queriendo sacar a la fuerza los energéticos que no han permitido un apagón desde hace casi 3 décadas. Para contextualizarlos un poco, el respaldo del sistema nacional son las termoeléctricas de gas y carbón principalmente, por lo tanto, si la demanda crece el respaldo también debe crecer, solo en Colombia se quiere quitar ese respaldo y obviamente no dejarle crecer. Esto significa que la demanda creciente no tendrá garantizado el suministro en periodos donde el clima no permita que las fuentes alternativas produzcan lo suficiente, porque los respaldos no alcanzarán. Las hidroeléctricas en sus niveles históricos más bajos produjeron hasta el 45% de la electricidad del país, las termoeléctricas han llegado a suplir el 55 % restante, gran ayuda, teniendo en cuenta que lo normal es alrededor del 28 -30 %.

Ahora imagínese, que la demanda crece (es lo normal) y las hidroeléctricas en un nivel muy bajo solo puedan proveer el 30 %, entonces, el 70 % restante lo podrían suplir las termoeléctricas, pero si estas no crecen, es decir, no se construyen o amplían más como respaldo por el crecimiento energético, no será suficiente y tendremos un hueco energético que en pocas palabras se traduce en un apagón.

Esto será inminente, sobre todo porque el país deberá cada año instalar 2.2 GWp solar solo para suplir el aumento del consumo energético y en 2 años este gobierno solo lleva 1.4 GWp, no cumplen la meta (aunque lo celebran como un título mundial) teniendo en cuenta que son proyectos que ya venían de gobiernos anteriores, y nos llevan a una crisis compleja que nos va a costar mucho reponernos. En pocas palabras, no hacen ni dejan hacer, ah y quitan lo que ya se ha hecho.

*Director Observatorio de la Transición Energética del Caribe – Universidad del Área Andina