Coincide la falta de pilotos en Avianca con la noticia mundial de que muy pronto los aviones podrían volar sin ellos. Sin pilotos, digo.
El avión Centauro de Aurora Flight Sciences, por ejemplo, opera con un sistema de inteligencia artificial que le permite volar con un piloto que actúa en casos de emergencia.
Expertos aseguran que muchas naves estarían ya hoy en condiciones de volar sin pilotos, pero que los pasajeros son los más renuentes a montarse en estas. El 54% de 8 mil entrevistados por UBS, una sociedad financiera suiza, calificó poco probable aceptar viajar en un avión sin piloto. Más del 50% de los mayores de 45 años rechazó la idea. Apenas un 17% estuvo de acuerdo en abordar un avión de ese tipo, jóvenes entre los 25 y los 34 años.
A la gran mayoría de personas, montarse y volar en un avión sin piloto, les da miedo. Ya de por sí, el solo hecho de que el aparato se sostenga en el aire asombra a muchos. Pero el informe de UBS sostiene que los aviones sin piloto serían los más seguros. El mismo documento recuerda que entre el 70% y el 80% de los accidentes aéreos son causados por errores humanos, con la fatiga de la tripulación como responsable del 15% al 20% de esos mismos accidentes.
La automatización aérea cumplirá pronto 100 años de existencia. Empezó en la década de 1920 con la idea de liberar a los humanos de tareas rutinarias, mediante una tecnología cada vez más sofisticada que detectaba problemas con gran rapidez y eficacia. Entonces cuatro personas en la cabina de pilotos se redujeron a dos.
Múltiples son los beneficios de la automatización completa para las aerolíneas. Con pilotos automáticos el combustible resulta más eficiente, los computadores no se cansan, ni tienen un mal día, ni dejan de prestar atención. Además no protestan ni hacen huelgas. Son, sin duda, más baratos de mantener y se entrenan con mayor facilidad que los humanos.
Claro que las máquinas no tienen la creatividad ni la imaginación de las personas que pueden encontrar soluciones y salvar vidas, más allá de los manuales.
La verdad es que los vuelos comerciales aterrizan hoy con la asistencia de computadores abordo y los pilotos vuelan manualmente los aviones apenas unos minutos en promedio.
Pero los aviones no vuelan solo con el piloto automático. Otros pilotos, estos de carne y hueso, deben monitorear y ajustar de modo constante los sistemas de navegación, comunicándose con el control de tráfico aéreo y preparándose para cada fase del vuelo.
Las aerolíneas se mantienen atentas y esperanzadas. Según el estudio de UBS, prescindir de los pilotos supondría un ahorro de hasta 30 mil millones de dólares anuales para estas.
El informe afirma que la tecnología requerida para operar aviones teledirigidos podría ser una realidad en el 2025. Y que los avances, después del 2030, podrían aplicarse, primero en aviones u helicópteros corporativos automatizados y luego en aviones comerciales sin pilotos.