El año pasado, Paul Polman, CEO de Unilever, anunció a sus accionistas que no daría resultados trimestrales para enfocarse en la creación de valor compartido a largo plazo. Esto significa duplicar los ingresos, reducir la huella de carbono a la mitad y abastecer la compañía solo con materia prima producida de una manera sostenible. Añadió que quienes no estuvieran de acuerdo con esta política, deberían vender su participación.

La decisión de Polman contribuye a cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Aunque esta agenda fue acordada por los gobiernos de diversos países, las empresas juegan un papel definitivo en la consecución de dichos objetivos, ya que son generadoras de problemas que los ODS pretenden solucionar. Así, por ejemplo, la principal fuente de afectación al medioambiente, según Oxfam, es el excesivo consumo de recursos por parte del 10% más rico de la población global y los patrones de producción de las compañías que producen los bienes y servicios que ellos compran.

La responsabilidad social de las empresas debe ir más allá de las fundaciones; la sostenibilidad debe hacer parte del ADN del negocio. Y la concepción de éxito empresarial debe incluir metas sociales y medioambientales junto a las financieras. Las compañías que tienen estas características son internacionalmente reconocidas como Empresas B. En Colombia existen más de 50, de las cuales solo cinco están en la Región Caribe. Algunas de las estrategias sostenibles que este tipo de empresas incorporan en su operación son: otorgar una remuneración salarial razonable a sus empleados, abastecer la compañía con materia prima producida de manera sostenible, ofrecer soluciones innovadoras a problemáticas sociales y ambientales, medir los impactos de su operación y diseñar planes para mejorarlos.

El pasado 18 de junio, el presidente Santos sancionó la Ley 1901 de 2018 que crea un nuevo modelo empresarial en Colombia, denominado Sociedades de Beneficio e Interés Colectivo (BIC), las cuales comparten la filosofía de las Empresas B. Constituir una BIC no implica solo altruismo, sino aprovechar oportunidades económicas. Un estudio realizado por la Comisión de Negocios y Desarrollo Sostenible, muestra que trabajar en alcanzar las metas de solo cuatro de los 60 sectores de los ODS puede abrir oportunidades en el mercado de hasta 12 billones de dólares al año en menos de 15 años.

Cuando el CEO de Nokia anunció que habían vendido el negocio de celulares a Microsoft dijo: “No hicimos nada malo, sin embargo perdimos”. Así como Nokia perdió por no adaptarse al cambio tecnológico, muchas empresas pueden perder en el futuro por no adaptarse a un mundo que reclama el cumplimiento de los ODS. Cada vez hay más consumidores y trabajadores conscientes de que prefieren elegir empresas sostenibles y más gente reclamando justicia social. Para que las empresas aumenten sus posibilidades de supervivencia en el futuro deben ubicar el beneficio social y ambiental a la par de la rentabilidad, y para lograrlo el modelo de las Sociedades BIC será una alternativa.

@DCepedaTarud - Daniela@cepedatarud.com