La música nos calma, nos conmueve, nos levanta el ánimo. Con la música expresamos alegrías y penas.
A propósito de penas, son numerosos los músicos que han terminado tras las rejas, en general por adicción a las drogas o su tenencia. De ese modo, muchas canciones han sido concebidas en prisión.
En una lista así deberá incluirse El penado 14, tango argentino que narra una dolorosa historia y resultó un éxito continental, conmovedor hasta el llanto. Lo compuso Carlos Pesce, y le pusieron música Agustín Magaldi y Pedro Noda.
El puertorriqueño Daniel Santos pagó cárcel en distintas etapas de su vida bohemia, llena de música, mujeres, fiestas, alcohol y marihuana.
La primera vez, en Nueva York (1936), con apenas 20 años, acusado de tener relaciones con una menor. Declarado inocente, fue de inmediato puesto en libertad.
La segunda, en Cuba. El año 1952, después de golpear a una mujer en una trifulca. Le dieron dos años de prisión, pero solo pagó 12 días, al ser indultado por el entonces presidente, Prío Socarrás.
Daniel Santos dejó el testimonio de lo vivido en tres canciones: El Preso, Amnistía y Liberación, todas grabadas con La Sonora Matancera.
Otra vez, en Guayaquil (Ecuador) el inquieto anacobero llegó al teatro Apolo, cantó una sola pieza y se retiró muy orondo. El público reaccionó con violencia y ‘El Jefe’ terminó encarcelado de viernes a lunes, mientras escribía sus canciones Cautiverio y Cataplúm, pa’dentro, anacobero.
Otra figura de la música latina, el también boricua, Ismael Rivera, vio en 1962 interrumpida su carrera al ser detenido por posesión de drogas en el aeropuerto de San Juan, en Puerto Rico.
Condenado a cuatro años de prisión, Rivera no fue olvidado por su coterráneo, Bobby Capó, quien en 1975 escribió Las tumbas pensando en él.
De la prolífica carrera del músico colombiano Julio Estrada, mas conocido como Fruko, hay un larga duración que le abrió en 1975 las puertas al mercado internacional y lo consagró figura de la salsa mundial.
El grande no tiene pieza mala, pero entre todas se destaca, en la voz de Wilson Saoco, El preso, que escribiera Álvaro Velázquez, inspirado en el drama de un amigo condenado por tráfico de drogas en Canadá.
Otro clásico es una guajira de Guillermo Infante, en la voz del Joe Arroyo con The Latin Brothers: Virgen de las Mercedes. Gran compositor y músico de salsa, el colombiano Jairo Varela, director del grupo Niche, fue arrestado en 1995 y acusado de enriquecimiento ilícito y lavado de dinero. De esa terrible experiencia, Varela sacó su álbum A prueba de fuego, cocinado con canciones compuestas en prisión.
La lista es interminable. Bienvenido Brens escribió La cárcel de Sing sing, que Alci Acosta canta con mucho sentimiento. El mexicano Roberto Cantoral compuso una ranchera muy popular en la década del 50 titulada: El preso No. 9, cuya interpretación inolvidable es la de La Lupe. También habría que incluir a Frankie Ruiz. Ah, y a Marvin Santiago…