Barranquilla es uno de los puntos más cercanos a Estados Unidos, su ubicación en el mapa los pone mirando de frente -y cerca- al mayor mercado del mundo. Por eso, cuando uno piensa en TLC con Estados Unidos, piensa en Barranquilla como el mayor beneficiado natural y con más potencial para su provecho.

Lo sabemos todos. Lo saben sus empresarios, las autoridades, las agencias de promoción. Las cifras del Atlántico son representativas: un crecimiento promedio del 19% anual en los últimos seis años de las exportaciones a EEUU diferentes a minería e hidrocarburos, lo que confirma que productos y servicios del departamento encuentren nicho en el mercado estadounidense.

Pero son apenas USD1.722 millones en esos mismos años de vigencia del acuerdo, una cantidad que debe duplicarse -como mínimo- o triplicarse en el próximo lustro. Claro que es fácil decirlo, pero los optimistas lo vemos posible con una revolución en la que confluyan todos los aspectos requeridos para un desarrollo sostenido: apuestas productivas, innovación, servicios más especializados, productos sofisticados, infraestructura reforzada. Convertir a Barranquilla en el centro logístico de Colombia es un anhelo local y una necesidad nacional.

Los productos que registraron un mayor crecimiento en exportaciones a EEUU desde el Atlántico fueron los farmacéuticos, que pasaron de USD3,2 millones en 2012 a USD19,4 millones en 2017. Igualmente se destacan envases y empaques plásticos, materiales de construcción en aluminio y artículos industriales en vidrio.

En contraste, en este mismo periodo las ventas de la industria minero energética desde el Atlántico al mercado estadounidense sumaron en total USD42,1 millones, con una reducción del 90,9%: pasaron de USD20 millones en 2012 a USD1,8 millones en 2017.

EEUU ha sido y seguirá siendo el principal mercado del Atlántico. Es tan grande y diversificado que cabe toda la oferta de la región millones de veces. Solo Florida tiene el doble del PIB de toda Centroamérica. California por si sola es la sexta economía del mundo, por encima de Francia. El PIB de Nueva York quintuplica al de Colombia. Su potencial no tiene límites, cada uno de sus 50 estados es un gran mercado y buen comprador.

El TLC ha sido favorable para Colombia porque ha dado a los empresarios estabilidad para los negocios y reglas claras para la negociación, lo que a su vez ha permitido que se identifiquen nuevos productos con potencial de diversificar la oferta exportable al país norteamericano.

Para los colombianos no es un secreto que los atlanticenses son emprendedores, pujantes, capaces de medirse a los grandes retos, pero para lograrlo se requiere que las empresas promuevan la transferencia de conocimiento y de tecnología, atraigan inversión productiva, se inserte a las cadenas de valor, estimule el bilingüismo y fomente el turismo como motor de desarrollo.

El turismo, el agro, así como las telecomunicaciones y la informática son sectores de gran potencial en la relación comercial con Estados Unidos.

Desde AmCham Colombia trabajamos para fortalecer los lazos comerciales con Estados Unidos, fomentar los negocios y la incorporación a las cadenas de valor, así como propiciar sinergias nacionales, promover la innovación y el emprendimiento, la capacitación y la consultoría empresarial.

Estados Unidos es nuestro principal socio, aliado y cooperante, mayor fuente de inversión y de emisión de turistas. Estamos frente al socio que necesitamos y con el cual podemos convertir al Atlántico en la capital del TLC.